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jueves, 19 de diciembre de 2013

¡Feliz Navidad!

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

Un deseo de paz y amor para todos los lectores de mi blog, y que el año 2014 este lleno de esperanzas y alegrías. ¡FELIZ NAVIDAD!








Nacimiento de figuras Ebelgarle


lunes, 16 de diciembre de 2013

El Belén, un milagro en Navidad

Eduardo Beltrán y García de Leániz  /  Almazán

Una de las cosas más bonitas que recuerdo de mi niñez era el tiempo de la Navidad, pues eso significaba la escenificación de una serie de tradiciones entrañables, que convertían  nuestras vidas en un torrente vital de alegrías e ilusiones. Y una de ellas, quizá la más deseada, era la preparación del Belén. Mis hermanos y yo creábamos un auténtico ceremonial alrededor nuestro, dando rienda suelta a una imaginación infantil desbordante llena de ideas y buenas intenciones,  hasta conseguir hacer el Belén más precioso del mundo. ¡Y vaya si lo conseguíamos!


Como el menor de cinco hermanos, al principio no me dejaban mucha mediación, quizá colocar un poco de musgo y alguna que otra figura. En esos primeros años, mi hermano Javier era el encargado de organizar todo el montaje, era el alma mater del grupo, y mis hermanos Fernando y Rafa eran los ayudantes. El ritual de ir al bosque a coger musgo y ramas se transformaba en una verdadera aventura, igual que ir a Madrid con mis padres a comprar alguna figura nueva. Y algo fuera de lo común era ir a buscar "riscos" a las vías de tren de la Estación de la Dehesa. Me explico. En esa época los trenes todavía eran de carbón, y los residuos que quedaban después de la combustión eran arrojados fuera, convertidos en una especie de rocas de formas caprichosas sumamente atrayentes para la construcción del Belén.

Hacer la gruta del Nacimiento era un trabajo real de ingeniería, pues toda ella estaba hecha con riscos apilados y encajados perfectamente unos con otros, sin vigas , ni trabazones de ningún tipo. El efecto tenía que parecer natural y al mismo tiempo ser seguro, pues iba a albergar a la Sagrada Familia. Todavía quedan muchos de ellos en el desván, no ya de gran tamaño, pero que todavía sigo utilizando.

Con los años, fui cogiendo el testigo dejado por mis hermanos, y poner el Belén y el Árbol junto a mi madre se convirtió en un auténtico placer. Cada año tenía que superarme, que si el Portal tenía que ser más grande y especial que el año anterior,  que si iba a poner un pequeño lago con agua natural, que si el camino de los pastores tenía que ser de piedras y tierra,... todo era poco para conseguir mantener esa tradición familiar que mis padres nos habían inculcado.

Desde hace ya bastantes años, los Belenes que suelo poner han visto reducido su tamaño. Me limito solamente al Portal o Nacimiento, con algunos pastores con sus ovejas, quedando en el recuerdo esos belenes grandiosos con todas las figuras. Quizá me he hecho más austero, o quizá la falta de tiempo. Pero esa maravillosa costumbre española no la he perdido a pesar de los momentos consumistas que vivimos, siguiendo el ejemplo de los monjes franciscanos, que fueron los primeros que impulsaron la idea de representar un Belén allá por el siglo XIV.

Y este fin de semana he vuelto a poner  el Belén en Almazán, como todos los años. Es un Nacimiento. Es curioso, mi madre se daba perfecta cuenta de lo que estaba haciendo, cuando después de haber puesto las figuras, y antes de colocar el Niño Jesús, se lo acerqué para que lo viera, ella lo cogió entre sus manos, se lo llevó a los labios y le dio un beso. Después me dijo: "ponlo ya en el Portal, que bonito lo has hecho este año". Unas lágrimas se asomaron a sus ojos ausentes. Me doy cuenta que en su mundo siempre hay momentos que el dolor no puede borrar. Son esos instantes en los que realmente percibes que merece la pena seguir adelante.



















Nacimiento Navidad 2013, Almazán
Fotos tomadas el 15 de diciembre de 2013