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martes, 27 de diciembre de 2011

La arquitectura en el arte

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

La oferta cultural en Madrid siempre es formidable, y en lo que se refiere a grandes exposiciones tenemos la oportunidad de apreciar en estos día el arte de importantes pintores universales. En este caso me referiré a la de "Arquitecturas Pintadas, del Renacimiento al siglo XVIII", exposición que está organizada en dos partes. La primera tiene lugar en el Museo Thyssen-Bornemisza, que abarca las pinturas desde el Renacimiento hasta el siglo XVII, y la segunda en la Fundación Caja Madrid que contempla las obras del siglo XVIII.

Expondré en este momento las obras del siglo XVIII de la Fundación Caja Madrid. Siempre he sido un admirador de las pinturas temáticas de representaciones arquitectónicas, composiciones de todas las épocas que nos delatan el valor histórico y social del momento representado en cada cuadro. La Sala de Exposiciones de Fundación Caja Madrid, conocida como Casa de las Alhajas, es perfecta para exhibir una colección de esta índole, dándole el realce que exige una muestra como esta. Entrando en la sala de la planta baja, todas las miradas se dirigen al fondo, donde en el centro destaca el magnifico trabajo de Canaletto  "La Plaza de San Marco de Venecia", una vista realmente sorprendente de esta plaza, donde el colorido y la minuciosidad de sus detalles nos trasladan a la Venecia del siglo XVIII.

Esta planta baja, así como la planta primera, están dedicadas a las ciudades y arquitecturas europeas, presentadas como "Las ciudades del Grand Tour". Es un conjunto de vistas de ciudades europeas, sobre todo italianas, donde se puede apreciar la moda de la época por las pinturas que representaban sus monumentos más representativos. Destacar las vistas de Venecia, Roma, Florencia y Nápoles, siendo Gaspar van Wittel un iniciador en este tipo de pintura, entre cuyas obras  sobresale la "Piazza Navona".  Muy interesantes son las representaciones del Madrid dieciochesco, destacaría "Vista de la calle de Alcalá en Madrid", de Antonio Joli.También vistas de ciudades como Madrid, París, Viena y Londres.

Pero si hay un artista por el que siento profunda pasión, ese es Bernardo Bellotto. Cualquiera de sus obras que podemos contemplar en esta exposición son sencillamente maravillosas. El colorido, la luz, la temática arquitectónica escogida, la fuerza de sus pinceladas,... están llenas de una magia que te envuelve suavemente y hace de su contemplación un auténtico placer para los sentidos. La fuerza del color en sus obras es prácticamente inmejorable. Obras como "La Piazza della Signoria en Florencia", "Santa María d'Aracoeli y el Capitolio en Roma", "Capricho con puente" o "Capricho romano con el Coliseo" son fiel testimonio de su buen hacer en el arte pictórico.

Buena representación también de los pintores Giovanni Paolo Panini, Hubert Robert, Francesco Guardi, Michele Marieschi, Piranesi, Marco Ricci. Se pueden contemplar asimismo obras de una de las grandes pasiones de los eruditos de esa época, como fue la arqueología. De ahí, uno de los temas de la exposición: La Poética de las Ruinas y La Ruina y la Memoria. Ruinas que asemejan grandes decorados clásicos en los que el mundo antiguo cobra especial protagonismo con unos efectos impactantes a los ojos de los visitantes.

Exposición que no hay que perderse, para percibir el sentimiento de unos artistas que en su momento fueron referentes de la cultura europea, y hoy en día son maestros universales.



Paseo de La Ronda. Almazán
Ebelgarle
Óleo sobre lienzo
1982

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El arte de los zares de Rusia llega a Madrid

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

No tengo palabras para describir la magnífica exposición El Hermitage en el Prado, una exposición única y extraordinaria en todos los sentidos, siendo la primera vez que se pueden contemplar fuera de Rusia tan importantes y numerosas obras de este prestigioso museo de San Petersburgo, considerado uno de los mejores del mundo, tanto en cantidad como en calidad. Y gracias al Prado tenemos la oportunidad de pasear por unas salas cargadas de historia del arte, que abarca desde el siglo IV a. C. hasta el siglo XX, admirando pinturas, dibujos, esculturas, orfebrería, artes decorativas, trajes de corte...

Siempre he dicho que la cultura es la única que puede salvar a Europa. Y en esta ocasión podemos ver en el Prado todo una realización de cultura colosal que sólo el arte puede alcanzar, materializándose  en una satisfacción visual que arrebata nuestros sentidos.

La colección está perfectamente estructurada en varios espacios con un montaje excelente, comenzando la exposición con un espléndido despliegue retratístico en fondo amarillo de los zares Pedro I el Grande, su nieta política Catalina la Grande y el nieto de ésta Nicolás I, de cuyas colecciones provienen la mayoría de los fondos del Hermitage. Siguiendo con una magnífica colección de vistas de San Petersburgo del pintor Benjamín Patersson, donde se nos muestra la ciudad creada por Pedro I el Grande en todo su esplendor a punto de cumplir cien años desde su fundación en 1703.

Pasar a la oscuridad de la sala  del Oro de los Nómadas de Eurasia y el Oro de los Griegos es un perfecto deleite para los sentidos en donde se puede comprobar el magnetismo y el poder que este metal ha ejercido a lo largo de los siglos en las diversas civilizaciones. Son realmente admirables las piezas expuestas del oro de Siberia, pertenecientes a la Colección Siberiana de Pedro I, el oro de los antiguos nómadas escitas de Eurasia. La delicadeza y perfección de estos trabajos de orfebrería es asombrosa, entre los que destacaría una pieza única, el "Peine con escena de batalla", del cual hay varias hipótesis interesantes sobre la escena que representa; asimismo los torques y broches de estilo animalístico, como la phalera y los brazaletes no tienen comparación.

Por lo que respecta al oro de los griegos, muchas de cuyas piezas proceden de las excavaciones llevadas a cabo en el siglo XVIII en la zona septentrional del Mar Negro, tienen una gran importancia artística e histórica. Destacaría entre ellas, la lujosamente decorada "Diadema con nudo de Hércules", de oro, granates almandinos, cristal y esmalte. La reina Doña Sofía dedicó especial atención a esta pieza cuando inauguró la exposición. Igualmente sobresalen "Torque con jinetes escitas", y el "Colgante con cabeza de Atenea Partenos", medallón que muestra la cabeza de la diosa Atenea  Partenos, siendo la representación más antigua que se conoce de la escultura que Fidias realizó para el Partenón de Atenas.

En cuanto a pintura, no tengo adjetivos para explicar semejante muestra de obras maestras. Las paredes de la sala de pinturas, esculturas y dibujos de los siglos XVI y XVII, se tornan en color rojo para dar cabida a un intenso recorrido por la historia del mejor arte. Señalar las dos pinturas sobre San Sebastián, una de Tiziano Vecellio, en donde el santo va emergiendo de la oscuridad, ideada en principio para medio cuerpo, al que luego el pintor añadió un nuevo fragmento de lienzo para pintarla de cuerpo entero; y el "San Sebastián curado por las santas mujeres", de José de Ribera, en la que destaca el perfecto cuerpo desnudo del santo y la hermosa cabeza de Santa Irene. Y si hay un cuadro que llama poderosamente la atención, ese es el "Tañedor de laúd", de Caravaggio, una de las pinturas más famosas del Hermitage, donde la sensualidad del joven representado parece que nos está transmitiendo la música que interpreta, y el bodegón de flores y frutas en la parte izquierda nos da una sensación de proximidad.

Sobresalen los cuadros de Veronés "La lamentación sobre el cuerpo de Cristo muerto"; El Greco "San Pedro y San Pablo";  Velázquez "El Almuerzo"; Antonio Pereda "Bodegón"; Mengs "Perseo y Andrómeda".

Mención aparte merecen los representantes de la pintura flamenca y holandesa del siglo XVII, encabezados por Rubens con su maravilloso "Paisaje con un carro de piedras"; Rembrandt con "Caída de Hamán"; Frans Hals con "Retrato de Hombre"; Van Dick con "Henry Danvers, conde de Danby"; Paulus Potter "El perro guardián". Y una de mis obras favoritas es un dibujo a lápiz, tinta y aguada de Jan Brueghel el Viejo "Paisaje invernal con patinadores", francamente fascinante.

También me gustaría significar otra de mis pinturas favoritas, "La Kreuzkirche en Dresde" de Bernardo Belloto,  y "Los atributos de las Artes y la recompensa que se les conceden" de Chardin.

En escultura, la terracota de Bernini "El éxtasis de Santa Teresa" derrocha una elaboración exquisita. Y las esculturas "Cabeza del genio de la muerte" y "La Magdalena penitente" de Antonio Canova son la culminación de la belleza expresiva ideal.

También hay una buena muestra de arte representativo de los siglos XIX y XX, que se presenta en una sala en la parte superior del Prado. Estas obras se fueron adquiriendo a partir de la Revolución de 1917, y muchas proceden de colecciones privadas. Se pueden contemplar cuadros de Picasso, Gaugain, Matisse, Renoir, Cézanne, Derain, Ingres, Van Dongen, Morandi...Me gusto mucho la pintura de Caspar David Friedrich "Amanecer en las montañas", una composición magistral muy simbólica que nos sugiere la existencia de un mundo infinito y eterno a través de las cadenas montañosas que se suceden al fondo del paisaje. Y para terminar la exposición, uno de los cuadros más significativos de Kandinsky "Composición VI".

Una gran selección también de las artes decorativas de Oriente y Occidente. Como representante de las joyas europeas destacaría el "Ramo de acianos con espigas de avena en un jarrón" de la casa Fabergé. Muy interesante es un pinjante de cuarzo que perteneció al pirata Francis Drake, como también el "Pinjante con una carabela" de esmeraldas, español del siglo XVI. Y en cuanto a la orfebrería oriental la maravillosa "Horquilla grande con paisaje" de la dinastia Ming, o la exquisita "Caja en forma de cesta" que perteneció a Catalina la Grande.

Terminaré agradeciendo el importante intercambio entre el Museo del Prado y el Museo Estatal del Hermitage, que nos permite ver una deslumbrante exposición, única en todos los aspectos, y que seguro sera una de las más visitadas. Puntualizar que el Prado también llevo sus tesoros al Hermitage de febrero a mayo de este año, y decir que esa exposición El Prado en el Hermitage fue la más vista de la historia del museo ruso. Exposiciones ambas que se han convertido en un acontecimiento a nivel mundial.



El tiempo que pasa
Óleo sobre lienzo
1987





martes, 6 de diciembre de 2011

México, un país admirable

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

Todo lo bueno que se pueda decir de México es poco. Un país maravilloso poblado de gente realmente admirable, donde el afecto, la amabilidad y la simpatía  son su seña de identidad. Todo lo que  proviene  de allí es cultura magnífica, donde han sabido respetar la riqueza de su pasado tradicional milenario con un gran  progreso fruto de la modernidad, manteniendo un equilibrio constante de fuerzas que hacen de la cultura mexicana un auténtico referente mundial. Por algo es uno de los países más visitados del mundo.

México es un crisol de culturas precolombinas impresionante, y con la llegada de los españoles y su fusión con ellas, se creó un mestizaje único en el mundo que se logró étnicamente con todo el bagaje del sincretismo religioso y cultural que impregna a la sociedad mexicana, que la convierte en un pueblo orgulloso y digno de admiración, creando una simbiosis racial llena de rasgos extraordinarios a todos los niveles, pero sobre todo en lo cultural. Me viene a la mente la  controvertida obra del escritor y filósofo mexicano José Vasconcelos "La raza cósmica" (1925), donde habla de la quinta raza, una raza hispanoamericana, la raza hispana es la única en el continente que dispone de los factores espirituales raza y territorio necesarios con una misión universal. Merece la pena leerla.

Las culturas mesoamericanas alcanzaron un alto grado de desarrollo en unas civilizaciones sorprendentes. Culturas como la Olmeca, considerada la primera civilización de Mesoamérica, de la que surgieron varios elementos patrones para toda la región, como el culto a la Serpiente Emplumada (Quetzalcóatl) o el simbolismo religioso del jade; la cultura teotihuacana, con una urbe cosmopolita de entre 100 y 200 mil habitantes en su época de máximo apogeo y cuyo origen es todavía objeto de investigación; la cultura zapoteca, la primera en desarrollar un calendario y un sistema de escritura; la cultura maya, con un legado científico y astronómico universal; la cultura azteca o mexica, último gran pueblo con un concepto mesiánico de si mismo en desarrollar una compleja estructura política, social, económica y religiosa a partir de lo mejor de todas las culturas precedentes.

Cuando México proclamó su independencia de España, declarada el 16 de septiembre de 1810  y consumada  el 27 de septiembre de 1821, el territorio comprendía más de 4 millones de kilómetros cuadrados, territorio que fue mermado en un 55% por las pretensiones expansionistas e invasivas de Estados Unidos y la consiguiente guerra con México, perdiendo como consecuencia más de la mitad de su territorio, lo que fue un duro golpe al honor nacional de los mexicanos. La salida de España hizo que países como Inglaterra, Estados Unidos o Francia pusieran sus ojos interesados sobre el nuevo estado constituido.

Muchos fueron los avatares que tuvo que pasar el país hasta su completa consolidación, pasando por la revolución mexicana, hasta la proclamación de la Constitución de 1917, con las diversas facciones políticas en conflicto continuo durante la primera mitad del siglo XX. Los problemas sociales siempre han sido fundamentales en México, como en el resto de Iberoamérica, lo que ha conllevado toda una serie de  tensiones políticas que han jalonado la historia de esta joven nación.

Pero el hecho es que México se ha convertido en un país al que viajar siempre es un placer, la amabilidad de sus gentes, su exquisita y variada gastronomía, la diversidad de su geografía imponente siempre por descubrir, su historia y riqueza patrimonial fruto de un pasado prehispánico y colonial que cuenta con 31 sitios que son Patrimonio de la Humanidad entre bienes culturales y naturales, sus bellezas naturales de volcanes, selvas, lagunas, desiertos o playas paradisíacas nos brindan la oportunidad de sumergirnos en un medio ambiente de perfecta armonía. En fin, podría seguir enumerando los atractivos de este fascinante territorio y no terminaría.

El cantante y compositor mexicano Luis Miguel describe a la perfección las bondades y los sentimientos  que me gustaría expresar sobre esta tierra. Sólo hay que escuchar su álbum "México en la Piel" para darse cuenta de ello, sobre todo sus canciones "El Viajero" (abajo) y "México en la Piel".

¡VIVA MÉXICO!




Pirámide de Kukulkán. Chichén Itzá. México
Tomada en octubre de 2004