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viernes, 28 de febrero de 2014

Las Furias en El Prado

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

Descubrir el intrincado mundo de esos colosos retorciéndose por el dolor y la agonía de sus tormentos, expresando un sufrimiento más allá de lo humano, nos trasporta a una época en donde los mensajes de la pintura se convertían en una auténtica maquinaria de propaganda al servicio del poder. Me estoy refiriendo a la magnífica exposición que se puede contemplar estos días en el Museo Nacional del Prado titulada "Las Furias. De Tiziano a Ribera".


Los personajes protagonistas vienen directamente del mundo mitológico clásico, más concretamente del inframundo griego donde habían sido condenados por haber desafiado a los dioses del Olimpo. Están representados por Ticio, cuyo hígado devoraba eternamente un buitre por intentar violar a la amante de Zeus; Tántalo, condenado a no conseguir alimento alguno por haber ofrecido a su hijo como banquete para los dioses; Sísifo, castigado a llevar una enorme piedra cuesta arriba, y cuando llegaba a la cima la piedra volvía a rodar otra vez hacía abajo, por haber delatado las infidelidades de Zeus, e Ixión, que por querer seducir a Hera fue atado a una rueda que daba vueltas sin parar. Estas son la cuatro Furias, tal como se conocieron es España.

Su aparición en pleno siglo XVI como conjunto artístico, se debe al encargo que hizo María de Hungría a Tiziano en 1548, y representarían a los príncipes alemanes que se habían alzado contra su hermano el emperador Carlos V de Alemania y I de España, y que fueron derrotados por éste en la batalla de Mühlberg.

Además de ser una alegoría política, algo totalmente novedoso hasta entonces, las obras constituyen un verdadero desafío artístico para los pintores que a partir de ahora plasmarán esta temática en sus obras, sobre todo por sus dimensiones descomunales, como asimismo por pintar esas enormes figuras desnudas en complicadas posiciones expresivas, con todos los músculos en tensión, constituyendo la manifestación más extrema del dolor. Los pintores trataban de transmitir una evidente estética del horror.

La plasmación de los colosos en un primer plano, iluminados fuertemente en un fondo oscuro, junto con las grandes dimensiones de los cuadros, contribuyen a crear una atmósfera terrorífica que abruma al espectador, y lo transporta al aterrador mundo del dolor difundido por los personajes.

La muestra recoge obras de grandes pintores de los siglos XVI y XVII, entre ellos Miguel Angel, Tiziano, Pedro Pablo Rubens, José de  Ribera, Luca Giordano, Cornelisz van Haarlem, Cornelis Cort, Giovanni B. Gangetti, entre otros, y es una gran oportunidad de poder contemplar a través de la pintura una forma de entender el mundo en esos momentos tan convulsos de la historia de Europa.




Pedro Pablo Rubens y Frans Snyders



José de Ribera



Tiziano

lunes, 10 de febrero de 2014

Interpretando el Arte: Altamira

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


A lo largo de la Historia de la Humanidad, el arte ha sido una parte esencial del ser humano. La necesidad de expresarnos encontró uno de sus mayores logros en la plasmación de nuestras ideas y realidades a través de la pintura.


Y en todo este largo proceso de la historia del arte se han producido muchas rupturas temáticas y de estilo. No hay nada más fácil de verlo que adentrándonos en cualquier museo del mundo y recorrer sus salas. Un intento de interpretar sus diversos significados dependiendo de la época, el estilo  y su temática se convierte en una ardua tarea, que sin embargo puede darnos grandes satisfacciones. ¿Por qué unos cuadros determinado nos conmueven más que otros? ¿Qué nos dicen y qué mensaje quieren transmitirnos? Para intentar comprenderlo no hay mejor manera de empezar que adentrándonos en el contexto histórico en el que surgió.

En el caso de la primera manifestación artística, el Arte Rupestre, penetrar en el Período Cuaternario es un auténtico desafío para los sentidos. Una visión general de esta época nos dará los primeros indicios para poder interpretar su forma original de crear imágenes en las paredes de las cavernas.

Altamira, la llamada "Capilla Sixtina del Arte Cuaternario", constituye el mayor exponente de transmisión de ideas y conceptos a través de la pintura de nuestros antepasados de hace más de 15.000 años. En pleno periodo Magdaleniense, un grupo humano de cazadores y recolectores plasmó en las paredes de una cueva de Cantabria lo que para ellos significaba su forma de comprender y explicar el mundo que les rodeaba, pinturas cargadas de simbolismo, abstracción y religiosidad, y que constituyen una de las primeras formas de comunicación a través del arte.

La magnifica policromía, la sensación de movimiento, así como el volumen y el gran realismo de sus formas, constituyen las características principales de estas pinturas, representando bisontes, caballos, ciervos y misteriosos signos. Aprovechando las grietas y los abultamientos naturales de la roca consiguieron crear una sensación de gran realidad. Su expresividad es abrumadora. Las técnicas artística de dibujo, pintura y grabado ya estaban presentes en Altamira. 

Los pigmentos utilizados fueron solamente dos, el negro de carbón y el óxido de hierro rojo o pardo, aplicados directamente o mezclados con agua, que junto con el color de la roca dan la sensación de policromía, dejándonos testimonio fiel de la habilidad de estos hacedores de arte.

Pero el tema que me ocupa ahora es el significado de estas composiciones magistrales. Lo primero que me llama la atención es cómo era posible pintar en las condiciones que lo hicieron, en la profundidad de una cueva donde reinaba la más absoluta oscuridad, y con una altura de techo de alrededor de un metro y medio, con lo que había que ponerse en una postura muy incómoda para pintar. Posiblemente utilizaron lamparas de tuétano para iluminar la estancia con el fin de no oscurecer las paredes con el humo.

Esta claro que estos creadores del Paleolítico estaban inspirados en su entorno natural más inmediato. Los animales representados quizá fueran parte principal de su alimentación, y en esas sociedades la caza siempre tenía un significado mágico con rituales previos para propiciarla. Podríamos encontrarnos ante un santuario religioso, con un poder simbólico muy fuerte. En la cueva los bisontes son los animales más representados. Si a ello unimos que este animal simbolizaba el vigor masculino de la tierra y la fuerza vital, comer su carne significaría obtener su fuerza y poder. 

Podía tratarse, pues, de una cueva de iniciación de determinadas ceremonias rituales enfocadas a la caza, o incluso a ritos de fertilidad. La pintura de la Gran Cierva parece indicar también que estaba preñada. De todas formas, estas pinturas han dado lugar a diferentes interpretaciones. La más clásica es la del arte por el arte, es decir, que estas pinturas se realizaban simplemente por gusto, en momentos de ocio, sin más complicaciones. La más actual sería que ese arte formaría parte de rituales que implican la entrada en estados de alteración de conciencia, a través de la ingesta  de alucinógenos, y las pinturas podrían estar relacionadas con las visiones que se tenían.

No estamos ante  una mera percepción visual de un determinada tipo de pintura, sino frente a algo relacionado ya con la filosofía del arte y la estética, intentando buscar las claves para su posible interpretación por medio de mensajes o signos.














martes, 4 de febrero de 2014

Cambio de rumbo

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


2014 se presenta como un año de cambios. Cambios importantes, profundos,  llenos de nuevas ideas y con la mirada puesta en la consecución de objetivos precisos. Poniendo la proa rumbo hacia un horizonte lejano, cargado de nuevos retos y sensaciones.  Como timonel que no desfallece a pesar de los embates del tiempo, la mirada siempre al frente, buscando con ansiedad esa orientación perdida.

Cambios que también se van a traducir en mi blog. A partir de ahora este engranaje de opiniones e ideas va a estar centrado casi exclusivamente en la pintura, en mi pintura, poniendo las bases de una publicación en la que el arte ocupe la mayor parte de su contenido. Llenaran estas páginas la pintura y su temática, sus estilos, sus rupturas, su interpretación y significados, técnicas y objetivos, exposiciones y opiniones,... mecanismos todos ellos reunidos para  hacer de cada expresión un mundo diferente, cargado de sentimientos intensos y percepciones extraordinarias, y que solo un arte como la pintura puede ser capaz de culminar.

No por ello he de olvidarme totalmente de esos temas que considero esenciales, y que han ocupado hasta ahora buena parte de los artículos de este blog. No puedo estar al margen de la agitada realidad que nos envuelve en todo momento. Por eso, siempre habrá un hueco especial para verter mis opiniones más incondicionales.

Como ya decía en la pestaña Acerca de mi blog, trabajar en él significa tener un compromiso tenaz de renovación tanto en su contenido como en su forma. Es el momento adecuado para llevarlo a cabo. Un proyecto que empieza a cobrar vida.