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sábado, 27 de agosto de 2011

La bondad de la tolerancia

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

Vivimos días convulsos saturados de referencias intransigentes y consignas inflexibles que denotan una falta profunda de toda una serie de valores que deberían estar presentes entre el conjunto de personas que poblamos este planeta. Quizá sean fruto de esta depresión asoladora que nos está arrastrando hacia lo más oscuro de nuestro ser, y que devasta hasta la más mínima gota de esperanza. Lo llaman crisis.

Aunque de vez en cuando surgen movimientos, que aunque programados y organizados hasta el extremo por las instituciones y autoridades, no dejan sin embargo de sorprendernos por su total espontaneidad y jovialidad contagiosa que hace que una ciudad como Madrid se convierta en una torre de Babel llena de colorido, buenas vibraciones y hagan de la tolerancia y el respeto su norma de conducta.

Me refiero a la llegada masiva de jóvenes de todo el orbe para participar en la JMJ. Realmente sorprende que en una sociedad agresiva como la nuestra en la que apenas  nadie se preocupa por nadie, que pasamos de largo ante las miserias de los demás, que un materialismo desgarrador ocupa el centro de nuestras vidas, llegue un grupo de jóvenes que con su sola presencia y un alto sentido de compromiso haga tambalearse estos cimientos grotescos y egoístas que ensucian nuestra realidad.

Independientemente de nuestras ideas religiosas, políticas o culturales, cada cual debe saber valorar la aportación de esta juventud que no ha venido a pedir nada, sino solo a compartir unas jornadas mundiales junto a su referente espiritual al cual respetan y apoyan, y a dar testimonio de sus creencias más profundas en un mundo falto de apoyos honestos y solidarios.

Han dado ejemplo de tolerancia, respeto, sensibilidad y entendimiento con quien no piensa como ellos. Armados de un carácter pacífico y dialogante han sabido hacer frente a posturas más sectarias de nuestra comunidad, afrontando además una semana de actos diarios multitudinarios en los que la extrema climatología  ha puesto a prueba a muchos de ellos y sin embargo han salido airosos y fortalecidos. Es increíble la simpatía, la energía y la vitalidad de la que han hecho gala durante todo el tiempo que han formado parte del pulso diario de esta ciudad de Madrid.

Siempre es necesario contar con posturas que llenen de esperanza el frágil equilibrio que a veces nos envuelve y mejore el clima de entendimiento entre todos. Por eso, gracias por esa bocanada de aire fresco que nos habéis traído.



Cesta con flores
Primavera 1998


miércoles, 17 de agosto de 2011

A la Ilustre Villa, La Fortificada

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

Ante la inminente llegada de las Fiestas Patronales de la Bajada de Jesús en Almazán, me gustaría dedicar unas líneas a tan antigua tradición que hace que nuestras raíces perduren en el tiempo, tan efímero para todo lo que toca a los asuntos humanos.

Adnamantia est municipium Hispaniae in Castella et Legio.

Almazán, Villa y Corte, Corte de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, Reyes Católicos, hacedores de mundos y conquistadores de imperios, que hacían de la itinerancia  su modo de vida, llenando con su presencia los más recónditos lugares del Reino, dejando así su impronta en un camino inmortal que la memoria imperecedera de la Historia se encargará de mostrar.

Como olvidar los amoríos febriles del príncipe Juan por su princesa austriaca, paseados con denuedo bajo los artesonados de la arcada gótica del palacio de los Hurtado de Mendoza. Soñando con un proyecto de futuro brillante y glorioso en las postrimerías del siglo XV y que la mano caprichosa de la muerte  se encargó de truncar.

Almazán, la Noble, con su escudo heráldico en el que despunta  ese árbol desarraigado, para unos higuera, para otros encina, para otros manzano, que refleja los honores y privilegios recibidos por la villa en el transcurso de los años.

Almazán, la Imperecedera, testigo mudo del paso de diversas manifestaciones culturales que la enriquecieron con sus distintas interpretaciones de la vida y del mundo que les rodeaba. Desde sus primeros asentamientos en la Edad del Bronce y del Hierro, pasando por su época celtibérica y romana, hasta llegar a ser territorio de frontera entre árabes y cristianos, para finalmente conseguir sus  fueros y leyes de manos de Alfonso VI.

No quisiera extenderme en más evocaciones históricas, de seguro apasionantes, simplemente anotar para finalizar un hecho importante para la época: "Facta charta in Almaçan, fub Era. M.C.XCVI. menfe Ianuario; anno quo dominus Alfonfus famofifsimus Hifpaniarú Imperator obijt: Rege Sanctro de Nauarra exiftente vaffallo domini Regis", que indica la creación de la Orden de Caballería de Calatrava, que tuvo lugar en Almazán en el siglo XII.

En la actualidad, Almazán sigue tomándole el pulso a la vida diaria que empuja a sus naturales a no cejar en la costumbre de seguir la línea marcada por sus antecesores. Sus fiestas de la Bajada de Jesús son un fiel testimonio de ello. Aunque con el paso del tiempo el carácter místico ha cedido paso al profano, no por eso un adnamantino deja de acudir al asombroso despliege de fervor sincero durante la procesión de ese Cristo que permanece triste y solitario la mayor parte del año en su ermita.

Y durante el impresionante espectáculo de "la Traca", con la quema de los innumerables cohetes y  resto de parafernalia pirotécnica, es necesario también prender todos los sentimientos negativos acumulados durante el año, lo que  permitirá  quitar la pesada bruma que empaña nuestro devenir por este mundo de excesos e insolidaridad.

Desearía enviar un fuerte abrazo a mis sobrinos Cristina y Carlos, seguidores acérrimos de las fiestas de Almazán, que seguro se lo estarán pasando fenomenal. Animo con vuestro especial modo de preservar los valores que realmente importan. Felices Fiestas.



La Ronda. Almazán
Finalizado Julio 2011


sábado, 6 de agosto de 2011

Intentando llegar al alma... de la vida

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

Según escribió Van Gogh al final de su mísera existencia, "la vida, la razón de las separaciones, de las partidas, de la persistencia de la inquietud no se pueden comprender". Y que razón tenía, que una mente atormentada por la persistente  presencia de una enfermedad que lo estaba llevando a un estado de locura febril que le conduciría a la muerte  pudiera pintar esas maravillosas obras de arte que nos ha dejado, es algo que me resulta verdaderamente conmovedor y sublime al mismo tiempo.

No se puede olvidar que Van Gogh era un ser esencialmente altruista, y que su vida era un cúmulo de tristeza y soledad en la dura escuela de la vida. Por eso, en esta mi primera entrada de mi blog me gustaría rendir tributo a este genio de la pintura y de la vida, pues no se puede entender la una sin la otra en el devenir de cualquier persona dedicada al arte.

Y si hay algo algo que cualquier artista (y aquí incluyo todas las facetas de la vida) debe anteponer para la consecución de sus logros  es llegar a la máxima expresión subjetiva de su personalidad y plasmarla en sus obras, que éstas sean un fiel reflejo de sí mismo, e intentar superar el devenir vulgar de tantas cosas que nos rodean y nos convierten en meros clones. No importa que la amargura y la tristeza nos invadan, que la alegría y la felicidad nos desborden, todo debe quedar plasmado en el arte con un sentido interior de superación.

"Morirse uno mismo..., realizar grandes cosas, llegar a la nobleza y superar la vulgaridad donde se arrastra la existencia de casi todos los individuos", así reza una sentencia de Renan. Pero no hay que confundir superación y dar lo mejor de ti  con egoísmo y soberbia, en la vida hay que dejar constancia de tu paso respetando el entorno que te rodea, dando pruebas constantes de altruismo y sincera entrega a las pasiones nobles que te pueden envolver.

Sólo siendo fieles al sentimiento interior que impregna hasta la mas pequeña célula de nuestro cuerpo podremos quizás saborear una ínfima parte de esta vida que es mas que vida, escondida detrás de un alma que se nos desvanece constantemente entre los dedos y no podemos alcanzarla. Pero, al igual que para algunos artistas, entre los que me incluyo, el color puro expresa algo por sí mismo, la vida tiene infinidad de matices que iremos adquiriendo con el paso del tiempo, enriqueciendo nuestra experiencia y dando constancia de nuestro paso por este planeta.




Otoño
Invierno 2005