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jueves, 18 de diciembre de 2014

Mordiendo la Gran Manzana

Eduardo Beltrán y Garcia de Leániz / Madrid

Aterrizar en la Gran Manzana para exponer los últimos trabajos que han salido de mi paleta ha marcado el inicio de una etapa muy diferente en mi evolución artística como pintor, y ha tenido un  gran significado personal y profesional después de un año difícil.

Conseguir  presentar mis trabajos en la ciudad mundial del Arte por excelencia, como es Nueva York, y en una galería que está considerada por la CBS New York entre las cinco mejores galerías  de Arte Contemporáneo de la ciudad, ha sido un autentico reto, convirtiéndose en una experiencia extraordinaria, que me ha llenado de satisfacción y orgullo.

Me siento muy halagado por la gran aceptación de mi obra y la reacción muy positiva a mis pinturas. La luz y el color de alguno de mis paisajes sorianos ha llenado el espacio designado a mis cuadros en la galería que me representa: Agora Gallery, convirtiendo a mi inspiración castellana en el eje central de mis explicaciones durante la recepción de apertura de "Reconstructing Reality".

Soy un pintor autodidacta, impulsivo, fiel a mi mismo, que me guío más por la intuición que por una técnica concreta. Por eso,  sumergirme en el fascinante mundo del arte neoyorquino ha representado un gran estimulo a mi carácter inquieto, consolidando un camino ya iniciado mucho tiempo atrás.







Agora Gallery


Agora Gallery


Desde el Empire State Building

martes, 25 de noviembre de 2014

Rescatando antiguos dibujos

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


La reciente incursión a mi antiguo estudio en la casa de mis padres, no sólo representó un reencuentro con las sensaciones y recuerdos de mi pasado pictórico, sino también una productiva recolección de viejos bocetos y dibujos a lápiz, y también muchas pinturas de cuadros pintados a la cera en mi primera etapa como pintor.

Por lo que respecta a los dibujos, es curioso que muchos de ellos han guardado la esencia de mi evolución posterior. No voy a negar que eran dibujos raros, composiciones estéticas atípicas, a las que me gustaba dotar de ciertas cualidades animadas, pero que reflejaban bastante bien aquella época.

Todos fueron fruto de mi carácter impulsivo e inquieto, y de una imaginación desbordante.

Las rápidas fotografías que he hecho a alguno de estos dibujos, aunque no son muy buenas, tratan de captar algún detalle de ellos. Algunos forman parte de composiciones de gran tamaño, otros son simples bocetos. 

Tenerlos entre mis dedos, palpar la textura del papel, aspirar el todavía intenso y agradable olor a grafito que solamente el paso del tiempo puede proporcionar a un dibujo, me ha producido una gran satisfacción, una sensación de paz.



















lunes, 24 de noviembre de 2014

Apoyando mi exposición en Nueva York

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

El Facebook de la Oficina de Turismo de Almazán, al frente de Nieves, apoyando mi Exposición de Pinturas en Nueva York.



Si con las pinturas de Memling viajó Almazán a Roma, ahora, con la obra del adnamantino Eduardo Beltrán García de Leaniz Almazán viajará a Nueva York !!!

Agora Gallery, considerada como una de las galerías de arte contemporáneo más importantes de Nueva York, acogerá del 29 de noviembre al 19 de diciembre lienzos de EBELGARLE.
Las obras que se exponen tienen como motivo principal los árboles. Para su representación, utiliza el autor colores "puros e intensos" creando variaciones y diferencias estéticas espléndidas. Seguro que en su retina está la luz y el paisaje de su tierra natal.
Suerte, estamos contigo !!
Más información en internet: ‘eduarlea.blogspot.com.es’ (4 fotos)

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Últimos artículos de prensa

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid




Últimas noticias periodísticas sobre mi próxima exposición de pinturas en Nueva York, November 29 - December 19, 2014




Heraldo de Soria, 18 de noviembre de 2014




El Mundo-Diario de Soria, 14 de octubre de 2014




ARTisSpectrum Magazine, November  2014




http://www.heraldodesoria.es/noticias/soria_magacin/2014/11/24/la_villa_viaja_corazon_nueva_york_323860_1551024.html

Último artículo relacionado con la exposición

martes, 4 de noviembre de 2014

Ebelgarle en una revista de Arte de Nueva York

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Almazán


Acaba de publicarse el último número de la revista de arte neoyorquina  ARTisSpectrum, en la que puedes encontrar un artículo sobre mi trabajo.


Pincha sobre la portada de la revista y disfruta del artículo








lunes, 3 de noviembre de 2014

Mi viejo estudio

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Almazán


Estos últimos días he estado subiendo asiduamente al desván de la casa de mis padres en donde tenía mi antiguo estudio de pintura, el cual ocupaba una parte de la buhardilla. Ha sido un reencuentro inolvidable con aquellos años de niñez y juventud, despertando sensaciones ya olvidadas.  Allí estaban mis viejos dibujos, las ceras y mis primeros cuadros al óleo, que firmaba "Edy". Todo un descubrimiento.

El desván era el sitio perfecto de la casa para estar aislado y sin injerencias externas, donde conseguía esa soledad y tranquilidad que todo pintor necesita. Era un lugar mágico para mi. Sigue siendo un lugar mágico.  Aquí surgió mi pasión por el arte. Rodeado de muebles antiguos y toda clase de objetos y artilugios inservibles o desechados por viejos, este lugar se convirtió en el refugio de muchos momentos en los que el recogimiento era esencial para sacar adelante proyectos e ideas.

Las baldosas de terracota y las maderas de pino que cubren el suelo y el techo fueron testigos mudos de tantos años de búsqueda, en los que la energía y la voluntad por pintar fueron decisivas en mi obra.

Entre el polvo y alguna que otra telaraña, empecé a destapar viejos vestigios de ese pasado pictórico. Unos tubos secos de óleo, cajas llenas de pinturas de cera "Manley", antiguos lienzos sin terminar, marcos deteriorados, difuminos y lapiceros despuntados, cajas de acuarelas desgastadas, viejos libros por todos los lados, ... y muchos dibujos y bocetos al carbón. También retratos a la cera y algunos óleos sobre lienzo.

Varias exposiciones salieron de las paredes de este estudio, empezando por la primera en 1977, siendo apenas un adolescente.

Era un placer pintar en este lugar, sobre todo a partir del comienzo de la primavera, cuando llegaban las golondrinas, que tenían y siguen teniendo sus nidos de barro en los aleros del tejado, y cuyo piar se dejaba sentir en todo el desván. También las cigüeñas, con su característico claqueteo, dejaban su impronta en el nido que tienen en la torre de la Iglesia de Santa María, y que puedo ver desde una de las claraboyas del tejado.

La tenue luz del temprano atardecer de primeros de noviembre se colaba por las lucernas, las botellas desnudas de los garrafones lanzaban destellos de otros vivencias, los cestos deteriorados por el paso inexorable del tiempo seguían abandonados,...todo eran evocaciones de épocas ya lejanas. Pero su recuerdo siempre permanecerá en mi memoria. 

Parece que estoy ahora escuchando a mi madre subiendo por las empinadas escaleras, y preguntándome qué tal iba el nuevo cuadro.

Era mi viejo estudio.

Almazán, 2 de noviembre de 2014



















lunes, 27 de octubre de 2014

Girando al sol

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


Siendo apenas un niño me llamaban mucho la atención esos campos amarillo-anaranjados, enmarcados entre tonos verdosos y tierras, y cuyos pobladores de altos tallos miraban siempre en el mismo sentido, hacia el sol. Crecí rodeado de girasoles, que florecían junto a enormes extensiones de sembrados de trigo. La curiosidad por su nombre me llevó a preguntar a mi padre el motivo del mismo, el cual me contestó que era porque giraban alrededor del sol.

Tiempo más tarde comprendí su heliotropismo. La orientación y movimiento de sus flores y hojas hacia el sol es la respuesta de la planta hacia un estimulo luminoso, manifestándose sobre todo cuando la planta es joven. Al final, todas se quedan mirando hacia el Este, esperando el nacimiento del sol.

Los he pintado en varias ocasiones a lo largo de mi trayectoria artística. Pintarlos en este momento ha tenido un significado muy especial, por eso he querido que los girasoles ocupasen el máximo espacio del lienzo, desde un alto horizonte cercano, hasta llegar al primer plano, dejando que su colorido impregnase todo el ambiente, contrastando el amarillo de sus flores con el verde sosegado de sus hojas.

Sólo el cielo azul rompe la aparente monotonía de este paisaje, un cielo, en el que también he querido dar cierto protagonismo a esas nubes que, desde el centro, se van sucediendo en volutas encadenadas hacia arriba, siempre hacia arriba.

Con esta obra parece que un colorido más luminoso y alegre quiere tener más protagonismo en mi pintura. Trato de que el color se exprese por sí mismo. Como siempre, sin dejar de utilizar mis colores puros, he utilizado muy pocos. Me gusta conseguir diferentes matices con apenas unos pocos pigmentos, hasta llegar a un acabado ideal. A veces, en algún cuadro no uso más de tres o cuatro colores. En éste en concreto no llegan a seis. Es una característica de mi pintura.

Ante la aparente simplicidad de la obra, siempre trato de concederle un cierto poder de mensaje. Profundizar en mi arte es una manera de profundizar en la vida, ser uno mismo en todo momento.

Cuando me senté la primera vez delante de este lienzo en blanco, no sabía muy bien como iba a pintarlo. Quería que fuese algo diferente. Conseguir traer un poco de la naturaleza a mi pintura ha sido realmente un estímulo. Mi forma personal de plasmar la naturaleza,  nunca imitándola, sigue siendo el eje de mi obra.




Girando al sol
Óleo sobre lienzo
2014


lunes, 22 de septiembre de 2014

Encadenando nubes

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


Los cielos son una de las señas de identidad de mi pintura, y como no, las nubes que los recorren se han convertido en una manera personalísima de imprimirle carácter, convirtiendo el cerúleo firmamento en un ir y venir de formas caprichosas que inundan mis cuadros.

No puedo concebir un cielo sin nubes. Nunca me canso de mirar hacia arriba y contemplar esos cielos maravillosos cuajados de infinidad de formas algodonosas en continuo movimiento. Cirros, estratos, nímbos, cúmulos,... cualquier clase de nube me fascina. Me encanta su presencia.

Soy un pintor paisajista principalmente, y en mis obras acostumbro a delimitar con energía la linea del horizonte, dejando bien patente el cambio brusco entre la tierra y el cielo. Suelo realizar horizontes más bien altos, para realzar el primer plano pictórico, ocupado sobre todo por extensos campos, árboles, edificaciones o montañas, intentando llamar más la atención sobre estos elementos más "terrenales".

A pesar de ello, los cielos que pinto, por muy alto que esté el horizonte, siempre consiguen destacan por sí solos, por muy humilde que sea el espacio que les dedico. Son esos cielos de Castilla, atravesados siempre por nubes en constante cambio, a las que trato de encadenar en espirales y en sucesión, como suele hacer el viento al empujarlas, y sobre todo pintarlas blancas, muy blancas, en contraste con el fondo celeste.

Son cielos nubosos, a veces turbulentos, pero casi siempre pacíficos y amortiguadores de emociones, indicadores fieles del cambio constante. Si no cambiamos nada, nada cambia. Son un buen ejemplo para el optimismo y la esperanza. 

Levantar la mirada durante unos instantes y perderse entre esos contornos blanqui-celestes, es una buena terapia para "no estar en las nubes".













Detalles de alguno de mis cielos

domingo, 7 de septiembre de 2014

Las tres encinas

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


Dando las últimas pinceladas a este cuadro, que ya tenía empezado hace un tiempo, he conseguido recuperar el ánimo tan decaído últimamente por los avatares de la vida. Volver a retomar mis pinceles y colorear este campo de flores en plena ebullición primaveral ha sido un auténtico placer, aunque la melancolía sigue evidenciándose en esta pintura.

El título, como bien se puede apreciar, hace referencia a esas tres encinas que rompen la monotonía y el sosiego del paisaje. La encina, un árbol sagrado para las culturas mediterráneas, es un árbol sencillo y fuerte que puede alcanzar formas muy peculiares y características, proporcionando alimento y cobijo a la vida natural. El propio Zeus, dios de dioses, meditaba debajo de una encina.

Si en un principio tenía pensado un campo exclusivamente de amapolas, con el tiempo lo he ido transformando en un abigarrada mezcla de flores propias de los campos castellanos. Como casi todas mis pinturas de paisajes, me gusta reflejar la luz propia del final de la tarde, cuando todavía  no existen fuertes contrastes de luces y sombras, creando una atmósfera equilibrada.

Aunque no parezca deducirse por su aparente simplicidad, cierto simbolismo queda reflejado en su composición.  Lleva momentos impresos,  instantes fugaces perdidos en el tiempo, que guardan mucha relación con vivencias difíciles saturadas de emociones. A veces pienso que apenas tengo tiempo.

Los contrastes de rojos y amarillos, junto a los azules, malvas y blancos de las flores silvestres consiguen crear un cierto ambiente de calma y quietud, como si el tiempo se detuviese un momento y así poder disfrutar de este pequeño remanso de paz perdido en cualquier parte.

En fin, es mi última pintura, que además me ha permitido enlazar con una nueva, en la que los girasoles inundan todo el espacio pintado, siempre bajo el cielo protector de Castilla.



Las tres encinas
Óleo sobre lienzo
2014


Detalle

miércoles, 13 de agosto de 2014

Solitary tree on a road

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Almazán


Han sido unos meses muy duros.  Julio y agosto se han convertido en una auténtica pesadilla, en donde he experimentado la pérdida de mi padre, y el cuidado de mi madre con Alzheimer, lo que ya venía haciendo desde hace años. Pero lo más amargo ha sido sin duda la experiencia de sufrir la decepción más profunda y una inmensa pena al descubrir tanto egoísmo.

Los escasos momentos que he tenido de descanso, los he aprovechado para adentrarme en los pinares que rodean Almazán, sobre todo tomando el camino de el Cubo de Solana, en cuya carretera me reencontré con mi árbol solitario. Ese viejo olmo al borde del camino me saludaba una vez más con sus ramas extendidas como para cobijarme,  y darme algo de paz en mi mundo que se desmorona.

También acudían, como antaño, las bandadas de abejarucos posándose en los cables del camino para darme la bienvenida. Silencio y paz. Los olores del campo impregnaban el ambiente. Sensaciones de siempre nunca olvidadas. Emociones contenidas durante tanto tiempo. Era como volver a casa.

He interrumpido mi trabajo pictórico por motivos obvios, dejando sin terminar tres cuadros importantes, que esperan en Madrid a ser finalizados. Por eso, he creído necesario hacer este preámbulo para adentrarme en mi obra "Solitary tree on a road", que al menos estará presente en mi exposición de Nueva York.

Desde mi juventud he paseado por esta carretera infinidad de veces. Y mi mirada siempre se fijaba en ese árbol rodeado de campos de trigo, con una selva de quejigos frondosos en la distancia. Su tronco envejecido y agrietado cubierto de líquenes amarillos se abría camino hacia ese maravilloso cielo azul de Castilla.

No lo dudé un momento, y conseguí plasmarlo en uno de mis lienzos el año pasado. Siempre me ha gustado su porte, dibujado sobre campos castellanos recién cosechados. Y el verdor de sus hojas reflejaba la frescura de una tierra inclemente, austera, pero auténtica y valerosa.

Intenté reflejar el lugar, dando pinceladas aquí y allá con los colores que lo rodeaban. No se si lo logré, pero al menos queda patente su huella marcada en estas tierras tan queridas para mí. Y algo curioso, el otro día al pasar con la bicicleta cerca de él, oí un sonido estridente de pájaros en sus ramas, nada familiar para mí, ni para este lugar. Era una bandada de cotorras, algo inusual en la zona. Lo comenté, y me dijeron que serían cotorras escapadas de alguna  casa, y que se habrían adaptado a este lugar creando una colonia. ¡ No se como pueden soportar los crudos inviernos sorianos!

Me gusta pensar que este cuadro es un canto de esperanza a estas tierras, y una fiel evidencia de mis gustos por la naturaleza. Sus colores intensos pintados con pinceles del 2 y 3 ceros me animan a seguir adelante, dando al mismo tiempo carácter a mi obra pictórica.

En fin, los árboles siempre ocupan un lugar de honor en mis pinturas. Y este en concreto me devuelve a unos años felices, nada comparable a lo que me ha tocado vivir ahora.




Solitary tree on a road
Óleo sobre lienzo
2013


jueves, 31 de julio de 2014

The pillars of forest

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Almazán


Árboles, árboles, siempre árboles a mi alrededor. Los bosques inundan todo en mi vida. A veces, una imaginación desbordante me lleva a representarlos como los únicos pobladores vivos de un mundo acabado. Si la ciudad fuera un bosque me perdería en él.

"The pillars of forest", constituye un buen ejemplo de esta idea. Terminado de pintar en abril de 2014, este hayedo de siluetas imposibles se erige como un fiel reflejo de lo que la naturaleza puede construir sin la nefasta intervención del ser humano. Sus troncos son los auténticos pilares que sujetan la bóveda celeste, abriéndose camino entre la intricada espesura de sus ramaje.

Cuando visten sus colores otoñales y el musgo coloniza sus troncos, se convierten en seres encantados, llenos de vida, en donde habitan infinidad de personajes, evocadores de nuestros sueños infantiles. Representan una imagen protectora, que transmite calma y quietud.

Cuando te adentras en uno de estos bosques, la paz y el sosiego te envuelven por completo. El contacto físico con sus cortezas, la humedad que reina en el ambiente, el sonido delicado de las hojas que pisamos al caminar, el silencio del ambiente, nos ofrecen una sensación de paz y libertad inigualables. 

Dibujar estos árboles, después de crear una composición ideal, darles los primeros toques de color, pintarlos, dedicar horas y horas de trabajo y esfuerzo, me ha proporcionado una gran satisfacción. He de decir que he tratado simplemente de transmitir sencillez.

"The pillars of forest" te traslada a otro mundo, muy ajeno al que solemos vivir de confusión, ansiedad y desconsuelo. Pretende ser un pequeño reflejo de esperanza.

Es uno de mis cuadro que estará en mi próxima exposición de Nueva York. 

Como ya escribí en otra de mis publicaciones ( http://eduarlea.blogspot.com.es/2013/10/la-magia-de-los-arboles-mi-futura.html ), los arboles son grandes generadores de energía. Su presencia es esencial para nuestra supervivencia. Respetémoslos.





The pillars of forest
Óleo sobre lienzo
38 x 46 cm
2014


Detalle

miércoles, 30 de julio de 2014

Mi próxima Exposición de Pinturas en Nueva York

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Almazán

Del 29 de noviembre al 19 de diciembre tendrá lugar mi nueva Exposición de Pinturas en Nueva York:

Más información:  http://www.agora-gallery.com/artistpage/EBELGARLE.aspx



Representado por:

martes, 22 de julio de 2014

Somewhere

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Almazán

Desde los más tempranos inicios como pintor, una gran parte de mi obra se ha caracterizado por la presencia de unos colores esenciales. Los tonos ocres y amarillos han sido compañeros inseparables en toda mi trayectoria artística, siendo los artífices de muchos de mis trabajos.

Colores que van unidos a las formas a las que dan vida, unos paisajes melancólicos salpicados de árboles solitarios en un intranquilo cielo del atardecer. Es el sello inconfundible de mi pintura, una manera de expresión muy personal, la que le imprime el carácter y la autenticidad de un "Ebelgarle".

"Somewhere" es el último de ellos.

Este es un paisaje imaginario, con mucho simbolismo, en el que la abstracción ocupa un lugar importante.  Es una pintura vital, con fuerza y carácter, con una luz muy especial que se ve potenciada por la presencia decisiva de esos árboles en la parte derecha que recortan enérgicamente la silueta del horizonte.

En una primera mirada se pueden producir diversas sensaciones, desde la inquietud a la tranquilidad, no te deja indiferente. Las montañas al fondo, una especie de rocas en el centro y las hierbas en primer plano, ofrecen una forma de adentrarse en el paisaje.

Es además un lienzo rescatado del pasado, en el que se insinuaban las siluetas de unos árboles dibujados hace muchos años. Es curioso, pues hace unos días leí un articulo sobre arte  http://agoraartgalleryblog.com/learn-from-your-past-art/ acerca de la importancia de aprender de nuestro pasado pictórico. Guardar ideas, bocetos, dibujos,... en momentos en que no podemos llevarlos a cabo, para volver después a ellos. Cuántas buenas ideas y buenos proyectos se han olvidado por las circunstancias y la falta de tiempo.

Me gustaría reseñar que esta preferencia cromática  y estética se ha ido fraguando desde mi juventud, fruto de las vivencias y el entorno que me rodeaba. Con los años, los sentimientos de nostalgia y tristeza se hicieron más patentes, potenciando el significado intrínseco de mis trabajos. Hay que ser fiel a uno mismo.

Y dentro del conjunto general de mi obra, este tipo de pintura ha estado presente en casi todas mis exposiciones, en mayor o menor grado, captando siempre la mirada observadora del publico.   

Cada vez que pinto un "Ebelgarle" me quedo sin energía, pero Boira se encarga de devolvérmela.




Somewhere
Óleo sobre lienzo
65 x 54 cm
2014

lunes, 30 de junio de 2014

Twist of fate

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


Cuando empiezo un nuevo cuadro, nunca se como va a ser el resultado final. La idea concebida en un principio se va transformando a medida que voy avanzando en su ejecución. Así, el boceto inicial se convierte en una especie de ensayo creativo, cambiante día a día, haciendo que el desasosiego se instale en mi vida.

Es el caso de uno de mis últimos trabajos, "Twist of fate". Un viejo árbol es el protagonista.

Cuando encontré este viejo tronco solitario en una pronunciada ladera de un claro del bosque el pasado mes de octubre, con la única compañía de piedras, líquenes y briznas de hierba,  bocetos de su figura empezaron a llenar las páginas de mi cuaderno. Llamaba poderosamente mi atención su soledad, pues se había quedado aislado del resto de hayas, las cuales amarilleaban abigarradas al fondo, en la lejanía.

Era otoño, y sus colores señoreaban su torso con ramas jóvenes cuajadas de hojas, dando fiel testimonio de su resistencia. Los tonos amarillos y rojizos lanzaban infinidad de matices, potenciados por la magnífica luz de un temprano atardecer.

Ni los años, ni las inclemencias del tiempo han podido con él. Se yergue orgulloso, osado, como desafiando al destino y a lo efímero. Testigo fiel de tiempos gloriosos, de su piel agrietada y llena de arrugas brota cada primavera una savia nueva que le devuelve algo de su esplendor de antaño. Las caprichosas formas de las que hace gala, y sus cicatrices, atestiguan una vida intensa.

Un aspecto majestuoso parece también insinuarse al contemplar el verde brillante del manto de musgo que lo cubre, a pesar de estar alejado de la umbría y de la humedad del bosque interior. Es como un viejo guerrero que se resiste a desaparecer.

Ha sido un auténtico honor dibujar su contorno atormentado por los años y plasmarlo en una de mis obras, dándole protagonismo absoluto. He tratado de reflejar los matices que más resaltan en su fisonomía, aunque todo en él es simbólico y característico. Nada es superficial. Es un superviviente.

El próximo otoño volveré al hayedo, y seguro que seguirá allí, imponente, como la primera vez que lo descubrí, vistiendo de nuevo sus colores otoñales. Lo contemplaré en silencio, sentado en alguna de esas enormes piedras que lo rodean, y comprobaré que mi obra "Twist of fate" lleva al menos una parte de él. Su imagen recorrerá el mundo. No volverá a estar solo.



Twist of fate
Óleo sobre lienzo
2014

jueves, 19 de junio de 2014

Me acerco a la Gran Manzana

Eduardo Beltrán y García de Leaniz / Madrid

Representado por Agora Gallery de Nueva York http://www.agora-gallery.com, donde tendrá lugar mi próxima exposición.

Ya está disponible mi web page:

 http://www.art-mine.com/artistpage/ebelgarle.aspx 






Terminando de pintar "Somewhere" hace unos meses.


sábado, 14 de junio de 2014

Buscando la perfección

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


Inmerso en mi trabajo, intentando llegar a lo más hondo de mis obras. A veces el desasosiego y la impaciencia inundan todo mi mundo. Los trazos de mi pintura son enérgicos, inquietos, vigorosos, llenos de matices imperceptibles, que van dando forma al armazón final,  tratando de reflejar unas vivencias, unos momentos tan fugaces, que a veces se me escapan de las manos.




12/ 06/2014

sábado, 24 de mayo de 2014

El poder de la naturaleza en Cézanne

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

Hace unos días cerraba sus puertas la magnífica exposición organizada por el Museo Thyssen-Bornemisza sobre la obra de Cézanne. Considerado como el padre de la pintura moderna, este pintor postimpresionista francés supo reflejar magistralmente la naturaleza en sus obras.


Aunque la exposición del Thyssen se centraba en la doble faceta de un  pintor de paisajes y de naturalezas muertas, un pintor que trabajaba al aire libre y al mismo tiempo en el estudio, me gustaría destacar en este momento al gran pintor de paisajes, al Cézanne que se dejaba seducir por el gran poder de la naturaleza.

Tenía fama de maniático y de tener mal genio, y le gustaba aislarse de la gente sumergiéndose en esos paisajes de sus obras, sobre todo de su Provenza natal, donde encontraba la anhelada soledad que sólo la naturaleza sabe proporcionar cuando se huye del bullicio. Esencialmente le gustaba pintar al aire libre, rodeado de campos, montañas y árboles. Y tenía una obsesión, la montaña de Sainte-Victoire, pintando innumerables versiones de la misma. Es más, algunos de los manteles que pintó Cezanne en sus bodegones tienen la forma ahuecada de esta montaña.

Los cambios de luz, reflejando las diferentes estaciones del año, inundan todas sus pinturas de paisajes. Los árboles son parte esencial de los mismos, desde la desnudez de sus ramas cubiertas de nieve, hasta el verdor exuberante de la época estival. Los que me conocen, saben que siento debilidad por los árboles y toda la magia que encierran, de ahí mi próxima obra: La magia de los árboles. Mi futura exposición. Por eso, visitar la exposición de Cézanne en el Museo Thysenn se convirtió en un doble placer, al poder admirar a este gran pintor, y a la vez contemplar tantos paisajes colmados de árboles.

Hasta el final de su vida, nunca dejó de salir a pintar al campo. Su muerte le llegó precisamente en una de esas salidas, cuando después de una fuerte  tormenta, unos carreteros lo encontraron inconsciente al borde del camino de Aix-en-Provenze, muriendo días después de una neumonía. Que mejor sitio para caer que en uno de esos caminos que Cézanne frecuentaba constantemente desde los inicios de su carrera pictórica, pues era un caminante infatigable en busca de temas para sus lienzos. La curva en el camino se había convertido en un tema recurrente en su pintura.

Su lenguaje pictórico fue innovador. Su valioso legado cuelga en los mejores museos del mundo. En vida, fue un pintor bastante ignorado, después de su muerte se convirtió en un mito.





Nieve derritiéndose en Fontainebleau
1879-1880

miércoles, 9 de abril de 2014

Reflexión vital

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


Nos pasamos la vida retrocediendo nuestra mirada al pasado o pensando en el futuro que nos aguarda. Es un gran error de nuestra sociedad, pues apenas nos dedicamos a lo que realmente importa, el presente, el momento que estamos viviendo ahora, porque ciertamente es lo único que hay, es lo único que tenemos. Prestar demasiada atención al pasado y al futuro, nos aleja de vivir el hoy.


Gastamos demasiadas energías en acumular recuerdos de un pasado que no va a volver, y en pensar en la consecución de tantas metas futuras, que nos olvidamos de vivir este momento. La ansiedad o la inquietud que nos produce el futuro, la pena o los resentimientos que almacenamos de nuestro pasado, son facetas que nos impiden ser libres, somos prisioneros de un tiempo que ya se ha ido o que todavía no nos pertenece. Centrarnos en lo que estamos haciendo ahora, aceptar lo que somos ahora, poniendo toda nuestra atención en ello,  sin pensar en el fruto que puede dar mañana, nos hará sentirnos más satisfechos con nosotros mismos, y por tanto también con los demás, evitando crispaciones y enfrentamientos que crean tanta negatividad y pérdida de energía que bloquean nuestra vida.

Saber utilizar nuestra fuerza interior es un ejercicio esencial de conocimientos y sensaciones que nos devuelven al presente, acudiendo solamente al pasado o al futuro por simples motivos prácticos de nuestra vida. La nuestra es una sociedad infeliz, en la cual los verbos poseer o desear nos definen muy bien. También las palabras fracaso o triunfo son parte de ella. Mientras estemos sumidos en estos pensamientos estaremos toda la vida esperando para empezar a vivir. Puedes lograr unas metas mejores o peores, pero viviendo intensamente el ahora, podrás decir que has vivido.





Vivir el ahora en armonía con nuestro planeta y protegiendo el medio ambiente.
Ebelgarle


sábado, 29 de marzo de 2014

Una Virgen enigmática

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid 



Contemplar la obra maestra "La Virgen con el Niño y ángeles", y pensar que podría ser de algún gran pintor del siglo XX, no es en principio una idea tan descabellada. La obra desborda modernidad por todos los lados. Podría tratarse de un personaje sacado de una película futurista. Pero no, su autor es Jean Fouquet, uno de los grandes pintores franceses del siglo XV, y el cuadro fue pintado hacia 1450, y formaba parte del "Díptico de Melun". Es una pieza única del arte europeo.

Entrar en la sala 57A del Museo del Prado y contemplar esta magnífica pintura no te deja indiferente. En un principio te llama poderosamente la atención la forma exageradamente ovoidal de la cara de la Virgen, y su piel blanca, blanquísima, inmaculada, sin la más mínima imperfección, sin apenas atisbo de cabello y apenas sin cejas. Es realmente fascinante contemplar tanta belleza. Vistiendo elegantemente, luciendo una cintura estrechísima, junto a un trono, coronada y con manto de armiño, el autor quiso presentarla como reina de los cielos. Toda la obra parece envuelta en una atmósfera irreal que inevitablemente te atrapa, a lo que influye especialmente el colorido y una luz magistral.

Diseñada como una composición geométrica piramidal, la imagen de la Virgen encarna el ideal de belleza de esa época, pero sin duda el pintor fue más allá de los cánones establecidos, atreviéndose con esta obra insólita en pleno siglo XV, pudiendo calificarse de totalmente innovadora.

Ya en un segundo momento te dejas sorprender por la iconografía representada al fondo por ángeles monocromos rojos y azules. Al principio, contemplar esos ángeles rojos con esas alas recortadas y uno de ellos mirando al frente, te da la sensación de que tienen un aire demoníaco. Es increíble lo moderna que parece esta composición cuanto más la miras.

Por otra parte, el carácter religioso de esta enigmática pintura es evidente, aunque otras lecturas son también factibles, poniendo de manifiesto las posibles intenciones ocultas de su autor al pintarla. Es importante reseñar que Jean Fouquet tomó como modelo para representar a la virgen a Agnès Sorel, una gran belleza de la época, amante del rey Carlos VII de Francia, con la que tuvo tres hijas, y que murió envenenada con mercurio a la edad de 28 años.

Una gran oportunidad para admirar esta obra en Madrid, en el Museo del Prado, prestada por el Real Museo de Bellas Artes de Amberes.



"La Virgen con el Niño y ángeles"
Jean Fouquet




miércoles, 19 de marzo de 2014

Buscando la perfección: la pintura de género holandesa

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid



Conectando con mi anterior artículo  Interpretando el Arte: Altamira, y saltándome obviamente unos cuantos miles de años, he querido dar protagonismo a la que a mi me parece una de las rupturas más significativas en la forma de entender el arte. Me estoy refiriendo a la aparición en escena de la pintura que va a hacer de la representación de la vida cotidiana su seña de identidad, la pintura holandesa de género de  mediados del siglo XVII. 

Su llegada supuso un cambio muy importante en el mundo pictórico. Hasta entonces, las escenas sagradas o religiosas, ocupaban todo el universo de la pintura, junto a la temática mitológica y el retrato. Estos pintores holandeses descubrieron que podían llevar la belleza a todos los ámbitos de la vida.

No es extraño que este tipo de pintura surgiera en un país como Holanda, un territorio que facilitaba el intercambio de ideas, enriquecido por el comercio, y con valores morales calvinistas, tolerante, donde surgiría una próspera clase burguesa de comerciantes ávidos de decorar sus casas con los cuadros de pequeño formato de los innumerables pintores que abundaban en sus ciudades, un privilegio comprar pinturas hasta entonces sólo reservado a los reyes, a la iglesia y a la nobleza. 

Son principalmente pintores de interiores, en los que aparecen escenas domésticas de sus moradores, realizando tareas habituales en una casa, como coser, preparar la comida, pelar frutas o verduras, leer o escribir una carta, labores de limpieza, asearse, tocar un instrumento musical,... Los personajes representados se identifican plenamente con la vida normal de cualquier ciudadano corriente. Y la mujer adquiere un gran protagonismo, siendo identificada a menudo con la encarnación de la virtud.

También las relaciones amorosas conforman una parte importante en esta pintura.  Las innumerables escenas que muestran a hombres y mujeres en diversas circunstancias revelan  la complicidad de sus personajes. La minuciosidad y el detalle de las personas y objetos representados se lleva a la máxima expresión. 

Los pintores de género pintaban lo que veían a su alrededor, la vida real y común de la gente de sus ciudades, tal y como eran verdaderamente, era su ideal de pintura. Las personas comparten protagonismo con el espacio representado, en donde la perfección geométrica es admirable. Transformaron la forma de pintar. La simple escena de una mujer vertiendo leche en un recipiente se convierte en una obra impresionante llena de magnetismo y serenidad.

Es importante remarcar, pues constituye una de las características principales de esta pintura, que una gran parte de estas obras esconden mensajes moralistas, no eran solo una mera representación de objetos de la vida cotidiana. El simbolismo y la alegoría de tantos elementos presentes en los cuadros nos permiten captar a veces el sentido que los pintores quisieron transmitir a sus cuadros, pues no sólo la estética era lo más importante para ellos. Aunque la presencia de mensajes alegóricos es constante, no es menos cierto que su interpretación puede ofrecer diferentes lecturas.

Mencionar que uno de los más grandes representantes de este género,  Johannes Vermeer, le interesaba por encima de todo el mundo de la pintura,  imprimiendo a sus obras el valor pictórico en si, consiguiendo una perfección realista incomparable. La precisión y la intensidad de su pintura, junto a la maravillosa distribución de luces y sombras  hacen se este maestro uno de los precursores de la pintura moderna.

Entre esa magnifica pléyade de artistas, aparte de Vermeer, citaría a Gerard Ter Borch, Pieter de Hooch, Gerard DouGabriel Metsu y Jan Steen, maestros todos en la búsqueda de la perfección, y artífices de que los ámbitos cotidianos de la vida se convirtieran en obras maestras.






Johannes Vermeer



Pieter de Hooch



Johannes Vermeer



Gerard Ter Borch



Gabriel Metsu