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sábado, 19 de mayo de 2012

Tu último baile Donna

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


El pasado jueves escuchaba otra triste noticia para el mundo de la canción. La inigualable Queen of Disco, Donna Summer, moría víctima de un cáncer de pulmón que ya padecía desde hace años, aunque ella lo trató de ocultar hasta el último momento. En los medios estadounidienses se ha hablado de que la enfermedad la pudo contraer por la inhalación de partículas, como el amianto, expandidas en los atentados terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York, aquél fatídico día del 11 de septiembre de 2001.

Sea cual fuere la causa de su enfermedad, el hecho de la muerte de esta gran cantante ha vestido de luto a una gran parte del arte musical de una época dorada, representada por los años 70 y 80,  con los géneros disco y pop llevados a la máxima expresión de la mano de la portentosa voz de esta solista magistral.

Es inevitable recordar tantos buenos momentos escuchando su música, dejándonos llevar por la fuerza vibrante de su poder vocal, que rompía todos los cánones de la época. La radio se convirtió en el medio principal de su gran éxito. Desde sus comienzos en el coro de su iglesia, llegaron sus primeros éxitos con Love To Love you Baby, y desde su versión de McArthur Park, sus canciones arrasaban en todas las listas, convirtiéndose en la reina indiscutible de las discotecas. Su inolvidable Last Dance, tema principal de la película "Thanks God it's Friday", ha sido uno de los temas más bailados de todos los tiempos, y para mí, una canción imborrable, al igual que su genial I Will Go With You.

No solamente cultivó la música disco y el pop. Como otras cantantes, Donna también desarrolló sus dotes en otros géneros, siendo los musicales una pieza fundamental de su carrera, triunfando en Broadway y Europa.

Pero, su vida tampoco fue un cuento de hadas. Al igual que comentaba en mi entrada   20/02/2012: Amy Winehouse & Whitney Houston. In Memoriam  sobre la muerte trágica de estas cantantes, Donna Summer también tuvo sus momentos de debilidad, motivados por depresiones y momentos de ansiedad que la llevaron a consumir tranquilizantes en exceso, de los cuales se hizo adicta y tuvo que pasar tiempo hasta que pudo superarlo. Tuvo una vida turbulenta, y en su libro autobiográfico "Ordinary Girl: The Journey", ella misma reconoce un intento de suicidio cuando estaba en lo más alto de su carrera, y que su fe cristiana le ayudo a superar. No escapó, como la mayoría de las grandes divas, inmersas en un mundo de éxitos, adulación y constante foco de atención, a los bajones emocionales en su vida. Pero al final fue un fatídico cáncer el que apagó su voz.

Nos deja como legado, su flamante carrera artística, cuajada de gloria y fama mundiales. Ganadora de 5 premios Grammy, vendió millones de discos, convirtiéndose en un referente imprescindible para varias generaciones de intérpretes. Su música perdurará siempre en nuestra memoria. Su música nunca morirá.




En tu honor Donna


sábado, 12 de mayo de 2012

¿Qué pasa con los elefantes?

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

Desgraciadamente las noticias que hemos tenido en los últimos meses sobre estos maravillosos animales no son precisamente agradables. Son tiempos aciagos para los elefantes. Su caza indiscriminada, legal y furtiva, como deporte de élite, y sus valiosos colmillos convertidos en marfil, así como los continuos conflictos entre elefantes y humanos por el espacio, y la constante destrucción de su hábitat, con una deforestación brutal,  los están convirtiendo en el punto de mira de todos los medios informativos mundiales, especialmente los españoles. Y el triste motivo en nuestro país no es otro que la desafortunada partida de caza del Rey de España.

Yo, como monárquico y defensor de Don Juan Carlos, me siento profundamente decepcionado por la práctica de nuestro monarca de este tipo de ritual arcaico y medieval. Contemplar la foto del Rey con un elefante abatido a sus espaldas, postrado, con sus colmillos apoyados en un árbol fue demoledor. El posado del Rey después de haber destruido la vida y la belleza de semejante maravilla africana es lamentable. Nunca el Rey fue menos Rey.

Que el placer y la diversión que pueda experimentar cualquier persona en disparar dos tiros en la frente a un soberbio proboscídeo africano no me cabe en la lógica. Que un ejemplar que ha vivido 50 ó 70 años en libertad, luchando día a día para seguir adelante y sobrevivir en el difícil mundo de la naturaleza, acabe su vida con un disparo en el cerebro, por el capricho y diversión de personas que disfrutan viendo el sufrimiento, el dolor y la agonía es incalificable.

No me valen las teorías de que los cazadores profesionales son eso, profesionales. Por favor, seriedad, que no estamos en el Neolítico, ni en la oscura Edad Media, ni siquiera en los albores del Renacimiento. Estamos en pleno siglo XXI, y esas prácticas de caza mayor son reminiscencia de un pasado violento, analfabeto y caduco, más propio de países en donde la cultura escasea y los principios éticos brillan por su ausencia. Matar por placer es despreciable.

El escritor Alberto Vázquez-Figueroa, que fue un consumado cazador de elefantes, ávido de emociones fuertes, dice a raíz del accidente del Rey: "Quién mate un animal tiene que hacerlo rápida y eficazmente para que no sufra". Supongo que se refiere que es "más dulce" morir de un tiro en la cabeza que de una enfermedad natural. Y se queda tan ancho.

Se habla de una buena población de elefantes en determinadas zonas de África, como Botsuana. En cambio en otras están desapareciendo, es el caso de Costa de Marfil. Lo fundamental sería dirigir estrategias para superar este desequilibrio, pues al ser una especie de gran tamaño necesita lugares extensos para permitir su conservación. Pero lo que sÍ es cierto, es que en las zonas en que abundan estos animales, son áreas protegidas, sin las cuales estarían perdidos. Es sabido que la fragmentación y destrucción del hábitat natural de muchas especies en todo el planeta está llevando a la extinción de muchas de ellas. Según la UICN cada año se extinguen en el mundo entre 10.000 y 50.000 especies. Los elefantes africanos, a pesar de tener niveles aceptables de población en algunas áreas, pueden convertirse en un futuro no muy lejano en la próxima especie en peligro de extinción.

Los elefantes son los animales terrestres más grandes que existen. Poseedores de un cerebro de más de 5 kilos, su inteligencia y su fuerza los ha mantenido hasta nuestros días. Comparten con los humanos, su prodigiosa memoria y que sus crías necesitan de los cuidados  maternos durante mucho tiempo, condición esencial para vivir en comunidades complejas. Su sentido de la orientación es prodigioso. Entre sus muchas cualidades podría mencionar su especial interés por ayudar a sus congéneres heridos o enfermos, ayudándoles en todo momento a seguir adelante; son capaces de reconocer a cada miembro de su clan, como a los de otros clanes, además de reconocerse en un espejo; y algo realmente insólito en el mundo animal, es su gran interés por sus difuntos, cuyos restos siguen visitando y tocando durante años.

En definitiva, un animal magnífico y majestuoso, sabio y simpático, al que nos une muchas más cosas de las que pensamos, y que no se merece que acabe sus días como un trofeo de la rapaz ambición humana por conseguir todo lo que tiene a su alcance. Ni una figura tallada en marfil, ni una fotografía encima de la chimenea de tu casa, pueden superar la belleza inigualable de ver una manada de elefantes moviéndose por la sabana africana.

"Maisha na tembo" 



Elefante
Tinta china sobre papel. 1969

miércoles, 2 de mayo de 2012

El martirio del arzobispo de Canterbury en Almazán

Eduardo Beltrán García de Leániz / Madrid


Entre los innumerables e interesantes atractivos que tiene la villa de Almazán se encuentra la iglesia románica de San Miguel, del siglo XII. Un edificio realmente cautivador, tanto por motivos arquitectónicos como asimismo por sus singularidades.

En este último sentido me voy a detener, ocupándome de un aspecto bastante insólito a mi juicio. Se trata del frontal de un altar lateral de la iglesia, donde se representa en piedra el martirio de Tomás Becket, arzobispo de Canterbury, asesinado el 29 de diciembre de 1170. Aunque en un principio la representación del martirio de este santo inglés en una iglesia de Almazán pueda parecer fuera de lugar, tal vez no sea algo tan al azar. Recordar que este hecho histórico tuvo lugar en el tiempo en que en Castilla reinaba Alfonso VIII, el cual se casó con la princesa Leonor de Plantagenet, hija de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, cuyo arzobispo y lord canciller era Tomás Becket.

Tomás Becket, para quien la conciencia del deber era su principal norma, fue un acérrimo defensor de la libertad de la Iglesia frente al poder terrenal representado por el rey. Gran amigo del rey en un principio, hasta que, nombrado cabeza de la Iglesia en Inglaterra, se opuso tajantemente al enfeudamiento de la Iglesia por el Estado y a su segregación de Roma, que era lo que al final pretendía ciertamente el rey. Un largo proceso se inicia contra él, son célebres sus palabras: "Después de Dios, mi único juez es el Papa". El propio Papado llego a poner en entredicho el reino de Inglaterra. Un destierro de seis años en Francia y su vuelta a Inglaterra en diciembre de 1170, culminaran con el sacrílego asesinato en el interior de la Catedral de Canterbury, entre los altares de la Virgen y San Benito. Tomás, cayendo de rodillas, y antes del golpe fatal, pronuncia sus últimas palabras: " Muero gustoso por el nombre de Jesús y la defensa de la Iglesia".

Una frase pronunciada por Enrique II en esa Navidad de 1170 fue el detonante de este crimen: "¿...no hay nadie en mi reino capaz de vengar mi honor y librarme de ese cura insolente?", fue interpretada como una orden real para que cuatro caballeros del rey llevaran a cabo el asesinato.

Este hecho supuso un acontecimiento muy importante y tuvo una gran repercusión en toda la cristiandad de esa Baja Edad Media, produciéndose una ola de indignación en toda Europa occidental. Apenas tres años después, Tomás Becket fue nombrado santo, y el propio instigador del crimen, Enrique II Plantagenet, fue caminando descalzo hasta la Catedral de Canterbury para caer de rodillas frente al sepulcro de su víctima.

Leonor de Plantagenet (como anécdota diré que era hermana de Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra) llegó a Castilla en septiembre de 1170 para contraer matrimonio con Alfonso VIII, quien le dio en dote varias ciudades, entre las que se encontraba Soria. Es tal vez por este motivo, es decir por la proximidad y la influencia de esta reina en la difusión de un santo natal de sus tierras de Inglaterra, que en Almazán se esculpiera este altar en honor a Santo Tomás de Canterbury. En esta misma línea, la reina Leonor también ordenó edificar en la catedral de Toledo una capilla dedicada a Tomás Becket,  hoy desaparecida. 

El altar en cuestión forma parte de una capilla perteneciente al absidiolo izquierdo de una de las naves laterales de la iglesia. A pesar de que esta pieza escultórica rectangular está bastante deteriorada, se puede apreciar que fue ejecutada por un gran maestro cantero de la época, que representó la escena dividida  en dos momentos diferentes del martirio. A la derecha se puede observar,como escena principal, al santo arrodillado, con las palmas de la mano abiertas (en señal de inocencia) recibiendo el golpe fatal. Uno de los cuatro caballeros armados (que lucen cotas de mallas en forma de espiguillas contrarias en varios niveles) clava su espada en el cuello del mártir. La representación de un rostro infantil rodeado por un paño sostenido por ángeles puede sugerir la idea del alma del santo subiendo a los cielos.

La parte izquierda está más deteriorada, y se pueden apreciar entre nubes unos ángeles turiferarios que parece que están ensalzando la figura de Tomás Becket. Muy curiosa es la presencia de otra figura más pequeña, cuyos ropajes insinúan pliegues perfectamente anatómicos, y que lleva una filacteria, es decir, es el portador de un mensaje, que quizá sea la condición de santidad del mártir inglés.

La pieza en si, tiene una gran armonía y belleza, y si no fuera por el deterioro que sufre, quizá se podría  encontrar alguna pista fidedigna que nos indicara el taller cantero de procedencia en ese periodo románico de la segunda mitad del siglo XII.

Es, por tanto, un requisito esencial, que las personas que visiten el templo de San Miguel se detengan el tiempo necesario para contemplar este maravilloso fragmento de la historia adnamantina, que nos evoca hacia unas épocas lejanas,  legendarias, de maestros de la piedra, de constructores de iglesias y catedrales. En definitiva, hacedores, muchos de ellos anónimos, de un arte imperecedero a través de los siglos. Un pequeño rincón, de los tantos que tiene  de la villa medieval de Almazán, cargado de historia.





Altar con el martirio del arzobispo de Canterbury. Almazán
Tomada el 8 de abril de 2012


Absidiolo de nave lateral de San Miguel. Almazán
Tomada el 8 de abril de 2012