Árboles, árboles, siempre árboles a mi alrededor. Los bosques inundan todo en mi vida. A veces, una imaginación desbordante me lleva a representarlos como los únicos pobladores vivos de un mundo acabado. Si la ciudad fuera un bosque me perdería en él.
"The pillars of forest", constituye un buen ejemplo de esta idea. Terminado de pintar en abril de 2014, este hayedo de siluetas imposibles se erige como un fiel reflejo de lo que la naturaleza puede construir sin la nefasta intervención del ser humano. Sus troncos son los auténticos pilares que sujetan la bóveda celeste, abriéndose camino entre la intricada espesura de sus ramaje.
Cuando visten sus colores otoñales y el musgo coloniza sus troncos, se convierten en seres encantados, llenos de vida, en donde habitan infinidad de personajes, evocadores de nuestros sueños infantiles. Representan una imagen protectora, que transmite calma y quietud.
Cuando te adentras en uno de estos bosques, la paz y el sosiego te envuelven por completo. El contacto físico con sus cortezas, la humedad que reina en el ambiente, el sonido delicado de las hojas que pisamos al caminar, el silencio del ambiente, nos ofrecen una sensación de paz y libertad inigualables.
Dibujar estos árboles, después de crear una composición ideal, darles los primeros toques de color, pintarlos, dedicar horas y horas de trabajo y esfuerzo, me ha proporcionado una gran satisfacción. He de decir que he tratado simplemente de transmitir sencillez.
"The pillars of forest" te traslada a otro mundo, muy ajeno al que solemos vivir de confusión, ansiedad y desconsuelo. Pretende ser un pequeño reflejo de esperanza.
Es uno de mis cuadro que estará en mi próxima exposición de Nueva York.
Como ya escribí en otra de mis publicaciones ( http://eduarlea.blogspot.com.es/2013/10/la-magia-de-los-arboles-mi-futura.html ), los arboles son grandes generadores de energía. Su presencia es esencial para nuestra supervivencia. Respetémoslos.
The pillars of forest
Óleo sobre lienzo
38 x 46 cm
2014
Detalle