Tenía la cara más bonita y simpática del mundo. Era noble, dulce, todo bondad, lleno de vitalidad y energía, y además, era un auténtico macho dominante, con un gran instinto protector de su entorno y de los suyos. Siempre estaba pendiente de todo lo que acontecía a su alrededor, deambulando por su territorio, vigilando y marcando su propiedad sin descanso. Era libre. Y vivió toda su vida como a él le gustaba, disfrutando de esa libertad como solamente un gato sabe hacerlo.
Su hermana se fue tristemente hace ya dos años. A ella le dediqué una de mis mejores y más emotivas entradas en mi blog: "Su límpida mirada se apagó para siempre". Ahora él se ha ido. Se llamada Dominó. Su imagen y belleza siempre estarán en mi recuerdo y en mi corazón.
Eran tres hermanos, y sus interminables juegos inundaban de luz esos caóticos y abigarrados lugares de Bautista. No voy a hablar de su vida, pues lo que digo en "Su límpida mirada se apagó para siempre" es extensible también a Dominó. Matizando que un macho siempre es más independiente que una hembra, siempre que bajaba a verlos venía corriendo, ronroneando sin parar, a darme cabezazos en mis piernas demostrándome su lealtad y afecto sinceros. Podría escribir tantas cosas bonitas sobre él...
Se ha ido, quiza en el mejor momento, sabedor de que el lugar donde había vivido toda su vida está siendo desmantelado en aras del egoísmo y la ambición humana, raza depredadora por antonomasia que no se detiene ante nada. Su espacio, su territorio, están desapareciendo, al igual que la historia que allí ha acontecido durante los últimos 90 años. A nadie le importa, nada importa, todo pasa, muy poco deja huella, sobre todo para muchos de los que aquí quedan. Presiento que se está cerrando un circulo que se inició ya hace tiempo.
La noticia de su muerte me ha causado una profunda tristeza, pues no le veía desde hacía varias semanas, ya que ultimamente mis visitas a Almazán se reducen exclusivamente a responsabilidades, sin tiempo para otras cosas. No he podido despedirme de él, expresarle la alegría de volver a verle y acariciarle, demostrarle mi agrademiento por haberle conocido. Pero su recuerdo vivirá en mi. Siempre mantendré vida su presencia.
No es de extrañar que cualquier día me lo encuentre a la vuelta de cualquier esquina en Almazán, pues de una cosa estoy bien seguro, Dominó transmitió sus genes a muchos descendientes durante los últimos años. Era un seductor.
Y fue libre.
Dos videos de apenas 1 minuto que les hice cuando eran cachorros:
Blanquita, Dominó y Tigrilla
Dominó