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miércoles, 23 de septiembre de 2015

Cuando las flores formaban parte de mi pintura...

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Almazán


Estos últimos días que he pasado en Almazán, deambulando abstraido por las muchas estancias de las que dispone la vivienda de mis padres, he estado observando detenidamente los cuadros que pinté hace ya muchos años y que pueblan las paredes de esta antigua casa.

Es curioso, pero los cuadros de flores pintados al óleo con espátula tienen una gran presencia. Recuerdo esos años en los que las composiciones florales en cestos o jarrones ocupaban una gran parte de mi tiempo pictórico, evidenciando ya mi fascinación por el color.

En el arte, siempre es bueno mirar hacia atrás, examinar nuestras primeras obras, ver la evolución que hemos experimentado con el tiempo, y comprobar que hoy día nuestro trabajo es el resultado de un proceso creativo que hunde sus raíces en todos esos momentos iniciales en los que sentimos la emoción estética como algo muy nuestro, imprimiéndo carácter a nuestro trabajo.

Una sonrisa asoma a mis labios al contemplar ahora estos cuadros, pensando en esos tiempos de vino y rosas, en los que la exaltación del color en la sencillez de unas obras sin más añadidos que unas simples flores, transmitían alegría a mis pinturas, aunque también se podía percibir ya un cierto aire de melancolía.

Mi obra se ha desarrollado siempre siguiendo mi gusto personal, sin injerencias externas. Una autonomía que da reconocimiento a mi pintura. Por eso, quise fotografiar alguno de esos cuadros con el móvil  y compartirlos en una entrada de mi blog.


















Cuadro perteneciente a mi amiga Aurora