Como buen soriano y conocedor de las grandes gestas que han llevado a cabo los habitantes de estas agrestes y duras tierras de la meseta castellana, no podía dejar de conocer uno de los lugares más emblemáticos, no solo de Castilla, sino de toda España, y por ende de Europa. Me refiero a Numancia, la legendaria población celtíbera que mantuvo en jaque al Imperio Romano en el siglo II a.C. Basta pronunciar su nombre para que suenen evocaciones gloriosas y heroicas de un pueblo que se opuso tenazmente a perder su libertad. Un pueblo que desde entonces entró en la leyenda universal.
Durante siglos, Numancia ha sido el punto de referencia para los pueblos que han luchado incansablemente por su independencia y su libertad.
Durante siglos, Numancia ha sido el punto de referencia para los pueblos que han luchado incansablemente por su independencia y su libertad.
Esta pequeña y modesta ciudad celtíbera asentada en el corazón de Iberia, fue la capital de los arévacos. Era el momento de gran esplendor de la República de Roma, que se había convertido en la principal potencia del Mediterráneo, y la provincia de Hispania fue la que más problemas causó al impresionante poderío militar romano. El sitio a Numancia constituyó un auténtico hito que forjó uno de los rasgos más característicos de lo hispano: el amor a la libertad y el sacrificio personal por la defensa de una causa justa, como asimismo la lucha contra la injusticia.
Han sido varias las veces que he visitado estas ruinas heroicas en el pasado. Hace unos días las volví a visitar, en pleno invierno soriano, que en estas Altas Tierras se manifiesta en toda su crudeza. No obstante, los caprichos del tiempo nos dieron una tregua, y nos obsequió con un día soleado y claro, lo que nos permitió deleitarnos con las impresionantes vistas desde el extenso Cerro de la Muela, donde se asienta Numancia. Maravilloso fue observar el Moncayo, el pico más alto del Sistema Ibérico, que con sus 2.324 metros de altitud conserva nieves casi todo el año, y que fue montaña sagrada de los celtíberos.
Las personas que hayan visitado este enclave estratégico podrán dar fe de la situación excepcional que los arévacos vieron en este lugar para construir su ciudad. Desde este promontorio se divisa una amplia llanura, atravesada por el río Duero, y nuestra vista se pierde a kilómetros de distancia.
Comentaré brevemente algunos aspectos históricos para así intentar comprender mejor el valor de este yacimiento. Después de 20 años de continuos ataques y asedios por parte de Roma, cuyos cónsules y ejércitos fueron vencidos humillantemente una y otra vez por los numantinos, en el año 134 a. C. el Senado romano tiene que enviar a Publio Cornelio Escipión Emiliano, quien con un ejército de 60.000 hombres puso sitio a Numancia, que contaba en ese momento con un ejército de sólo 4.000 soldados. Tuvieron que pasar 15 meses más para que la ciudad cayera, victima del hambre y las enfermedades, siendo éste el peor castigo para el honor de un soldado celtíbero: no poder morir en el campo de batalla.
La táctica de Escipión no consistió en luchar y atacar la ciudad (en vista de las sucesivas y vergonzosas derrotas anteriores), sino que le puso un cerco brutal, fortificándolo con siete campamentos en los cerros que rodean la ciudad, unidos por un muro de 3 metros de alto, 2,4 de ancho y 9 kilómetros de perímetro, con fosos y empalizadas, y levantando torres por todas las partes, a unos treinta metros unas de otras. Escipión no quiso enfrentarse al ejército numantino, su intención era cortar todo tipo de suministro a la ciudad, condenando a sus habitantes a morir de hambre y sed. A pesar de intentar romper el cerco varias veces, los numantinos no lo consiguieron. Y aquí se cierra uno de los actos más sobrecogedores de Numancia, y que la convirtió en todo un símbolo.
Este orgulloso pueblo celtíbero, famoso por sus bravos guerreros, que hicieron temblar a Roma y arrodillarse a sus temibles legiones ante ellos, prefirió inmolarse en la pira de su ciudad por ellos incendiada, antes que rendirse y perder su libertad. Prefirieron quitarse la vida ellos mismos a la rendición. La muerte antes que la esclavitud. No fueron vencidos por Roma, sino por el hambre. Ambon, Leucon, Litennon, Megara y Retógenes, nombres de jefes numantinos, entraron para siempre en la gloria.
Los propios escritores e historiadores romanos, impresionados por esta gesta, expresaron su admiración por este pueblo ibérico, y llevaron a la exaltación sus actos de heroísmo. Citaré a Polibio, Ptolomeo, Plinio el Viejo, Tito Livio, Estrabón, Tácito, Apiano, Rutilio Rufo, Floro,Dión Casio, Petronio, Valerio Máximo,... entre muchos otros.
Haciendo un paréntesis narrativo, me gustaría puntualizar que en mi opinión es curioso que sean los franceses precisamente los que saquen una historia en cómics de una aldea gala invencible que nunca existió, y que tuvieran además una pócima secreta. Me viene ahora a la memoria la famosa bebida de los celtíberos de Numancia, la caelia, una especie de cerveza hecha a base de cereales fermentados que tomaban los numantinos en rituales o para prepararse para la guerra. Demasiadas coincidencias, ¿no?. Que cada uno saque sus conclusiones.
Por lo que respecta a la ciudad, arquitectonicamente hablando, los visitantes podemos contemplar en la actualidad una amplia superficie excavada, unas 6 hectáreas, que comprende 19 calles y 20 manzanas. Es interesante comprobar in situ que la ciudad estaba perfectamente planificada para evitar las inclemencias de los crudos inviernos con el fuerte y frío viento del norte. Así, el trazado de las calles es quebrado en las intersecciones, para cortar el viento y que este choque continuamente con pared. La ciudad estaba protegida por una potente muralla de hasta 6 metros de alto y 4 de ancho, con cuatro puertas de entrada, que coincidían con los cuatro puntos cardinales. Además tenía varias torres defensivas. Este lienzo amurallado se adaptaba excelentemente a las características estratégicas que ofrecía el terreno.
En cuanto a las viviendas, el yacimiento ofrece la reconstrucción de dos casas, una celtibérica y otra de la época romana, que muestran como era la vida cotidiana de sus habitantes en esos momentos. También podemos observar aljibes o depósitos de agua de lluvia, algunos con escaleras, tanto dentro de los patios de las casas particulares, como en zonas públicas.
Con la caída de Numancia, en el año 133 a.C., la ciudad apenas volvió a ser habitada hasta casi un siglo después, en época de Augusto, recuperando su aspecto urbano. Esta nueva ciudad se construyó sobre las ruinas de la ciudad celtibérica, para poco a poco empezar a despoblarse con la caída del Imperio Romano.
Con el paso de los siglos la memoria de Numancia cayó en el olvido, sumergiéndose en el sueño de los tiempos. Hasta el siglo XVIII no se supo ubicar exactamente su emplazamiento. Y así permaneció dormida, hasta que en el año 1903 el arqueólogo alemán Adolf Schulten comenzó las excavaciones arqueológicas, delimitando el plano de la ciudad y los campamentos romanos que la sitiaron, sacando a la luz los espectros dormidos de aquellos numantinos gloriosos que dieron su vida por la libertad.
En definitiva, un auténtico recorrido de leyenda, que marca la gran epopeya de un pueblo auténtico, celoso de sus costumbres, de sus valores, de sus creencias y de sus tierras, estas Tierras Altas del Duero, que tantas veces han dado a la historia momentos memorables.
Visitar este enclave estratégico es un auténtico placer, que abre nuestra imaginación hacia un mundo legendario. Y para complementar este viaje, es obligado ver el magnífico Museo Numantino de Soria, un museo que recoge la historia de la provincia, con restos importantes desde el Paleolítico Inferior, pero deteniéndose especialmente en la cultura celtibérica, con muchas piezas procedentes de los yacimientos de Numancia, destacando una espléndida y exclusiva colección de cerámicas pintadas numantinas.
Visitar este enclave estratégico es un auténtico placer, que abre nuestra imaginación hacia un mundo legendario. Y para complementar este viaje, es obligado ver el magnífico Museo Numantino de Soria, un museo que recoge la historia de la provincia, con restos importantes desde el Paleolítico Inferior, pero deteniéndose especialmente en la cultura celtibérica, con muchas piezas procedentes de los yacimientos de Numancia, destacando una espléndida y exclusiva colección de cerámicas pintadas numantinas.
Yacimiento Celtíbero de Nmancia. Soria
Tomada el 4 de enero de 2013
Yacimiento Celtíbero de Numancia. Soria
Tomada el 4 de enero de 2013
Yacimiento Celtíbero de Numancia. Soria
Tomada el 4 de enero de 2013
Yacimiento Celtíbero de Numancia. Soria
Tomada el 4 de enero de 2013
"La caída de Numancia" (1881), de Alejo Vera. Diputación Provincial de Soria
Tomada el 4 de enero de 2013