Siendo apenas un niño me llamaban mucho la atención esos campos amarillo-anaranjados, enmarcados entre tonos verdosos y tierras, y cuyos pobladores de altos tallos miraban siempre en el mismo sentido, hacia el sol. Crecí rodeado de girasoles, que florecían junto a enormes extensiones de sembrados de trigo. La curiosidad por su nombre me llevó a preguntar a mi padre el motivo del mismo, el cual me contestó que era porque giraban alrededor del sol.
Tiempo más tarde comprendí su heliotropismo. La orientación y movimiento de sus flores y hojas hacia el sol es la respuesta de la planta hacia un estimulo luminoso, manifestándose sobre todo cuando la planta es joven. Al final, todas se quedan mirando hacia el Este, esperando el nacimiento del sol.
Los he pintado en varias ocasiones a lo largo de mi trayectoria artística. Pintarlos en este momento ha tenido un significado muy especial, por eso he querido que los girasoles ocupasen el máximo espacio del lienzo, desde un alto horizonte cercano, hasta llegar al primer plano, dejando que su colorido impregnase todo el ambiente, contrastando el amarillo de sus flores con el verde sosegado de sus hojas.
Sólo el cielo azul rompe la aparente monotonía de este paisaje, un cielo, en el que también he querido dar cierto protagonismo a esas nubes que, desde el centro, se van sucediendo en volutas encadenadas hacia arriba, siempre hacia arriba.
Con esta obra parece que un colorido más luminoso y alegre quiere tener más protagonismo en mi pintura. Trato de que el color se exprese por sí mismo. Como siempre, sin dejar de utilizar mis colores puros, he utilizado muy pocos. Me gusta conseguir diferentes matices con apenas unos pocos pigmentos, hasta llegar a un acabado ideal. A veces, en algún cuadro no uso más de tres o cuatro colores. En éste en concreto no llegan a seis. Es una característica de mi pintura.
Ante la aparente simplicidad de la obra, siempre trato de concederle un cierto poder de mensaje. Profundizar en mi arte es una manera de profundizar en la vida, ser uno mismo en todo momento.
Cuando me senté la primera vez delante de este lienzo en blanco, no sabía muy bien como iba a pintarlo. Quería que fuese algo diferente. Conseguir traer un poco de la naturaleza a mi pintura ha sido realmente un estímulo. Mi forma personal de plasmar la naturaleza, nunca imitándola, sigue siendo el eje de mi obra.
Girando al sol
Óleo sobre lienzo
2014
Cambios, pero fiel a tu estilo, estos girasoles parecen que te están invitando a unirte a ellos. Me recuerdan a un cuento.
ResponderEliminarMontse
Siempre soy fiel a mi estilo, aunque introducir cambios es esencial para evolucionar, sobre todo teniendo en cuenta el momento emocional.
EliminarHola soy Cristina, dueña de Mia, que cada día es más trasto. Fantastic.
ResponderEliminarGracias Cristina. Algún día tendré que pintar a Mía junto a sus hermanos Horus y Nuca.
EliminarPues te ha quedado precioso, y menuda paciencia para pintar tanto Girasol. Pero bueno, como estás acostumbrado a ver tantos!!!!!!!!!!!!!! Me encanta la foto de la cabecera
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias, Paca, la verdad que pintar girasoles es un bálsamo para mi.
EliminarMe encantan los girasoles, pero te quiero hacer una apreciación que es personal y que puede, seguramente, que no lleve a ninguna parte; los girasoles no se abren y se tornan hacia un sol intenso? Las nubes del cielo de tu pintura me producen inquietud.
ResponderEliminarMontse
Gracias por tu comentario, Montse, el heliotropismo es la respuesta de una planta hacia un estímulo luminoso, de ahí la orientación y movimiento de sus flores y hojas hacia el sol, manifestándose sobre todo cuando la planta es joven. En el caso de los girasoles, cuando han crecido, todos se quedan ya mirando hacia el Este, esperando el nacimiento del sol.
EliminarEn cuanto a las nubes, Montse, por muy buen tiempo que haga en verano, siempre hay días nublados, y en tierras sorianas concretamente es muy habitual contemplar los preciosos cielos azules surcados por innumerables formas nubosas, que en mi pintura no creo que den inquietud, al contrario, le dan movimiento y carácter a esta pintura dominada en exceso por el amarillo intenso de los girasoles.
En todo caso, me gusta tu apreciación y tu forma de interpretar el cuadro, es un placer contar con interpretaciones diferentes de una misma pintura.
Que pasada, es precioso ¡que luz!
ResponderEliminarNatalia
Gracias, Natalia, la verdad que he intentado que la luz fuera especial!
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