Pasear por el centro histórico de Mérida y ver su riqueza arqueológica te hace comprobar por que esta ciudad es Patrimonio de la Humanidad. Hay que reconocer que Augusta Emerita fue lo romano llevado a su máxima expresión, por algo era una de las ciudades más importantes del Imperio.
Fundada en el año 25 a.C. por orden del emperador Octavio Augusto, la ciudad no dejo de florecer en los siglos siguientes, convirtiéndose en un gran foco de esplendor y cultura del mundo romano. La importancia y grandiosidad de sus imponentes edificios así lo atestiguan.
Monumentalmente hablando, cuando visitas el teatro, el anfiteatro o el circo es como si nos trasladáramos a aquella época, hace 2.000 años, recreando mentalmente como podría ser asistir a una representación en ese emblemático teatro; sumarte a las apuestas por el color azul en el circo, uno de los mayores del mundo romano, con capacidad para 30.000 espectadores; y como no, presenciar un combate de gladiadores y animales salvajes en el anfiteatro, con un aforo para 14.000 personas.
Te sumerges en la perfección y elegancia del arte romano cuando contemplas esos hermosos capiteles de orden corintio del Templo de Diana o del magnífico Pórtico del Foro, los grandes sillares del imponente Arco de Trajano de 15 metros de altura o del Acueducto de los Milagros de 830 metros, entre otros muchos monumentos que te vas encontrando por toda la ciudad, como las Termas, la Casa de Mithreo, la Casa del Anfiteatro, el Puente sobre el río Guadiana,...
Y como broche de oro, El Museo Nacional de Arte Romano, una maravillosa e increíble puesta en escena del arte y la cultura romana.
Mérida, una ciudad para evocar.
Teatro
Anfiteatro
Templo de Diana
Pórtico del Foro
Circo
Arco de Trajano
Entrada anfiteatro