Todo se le puede arrebatar a una persona, pero hay algo que nunca podrán quitárselo, me refiero a la elección de cómo una persona puede enfrentarse a las condiciones que le ha tocado vivir, sobre todo en momentos difíciles, poder elegir cómo quieres seguir adelante, con dignidad, siendo tu mismo, sin interferencias.
Sumergirte en las terapias alternativas, la medicina integrativa, sin los devastadores efectos secundarios de los tratamientos de la medicina tradicional, es una decisión perfectamente válida. Y en ese dilema me encuentro, a dos meses vista de terminar la quimioterapia y empezar de nuevo con otro tratamiento agresivo como la radiología terapéutica (qué nombre más atractivo se han inventado para dejarte el cuerpo hecho un espetón).
Desde el primer momento, nada ha sido como yo esperaba, quizá no tuve tiempo de pararme a pensar en lo que se me venía encima, todo fue demasiado deprisa. Se me asignó un oncólogo, pero mi gran decepción ha sido creer en esa especial relación que debería establecerse entre médico-paciente en casos como estos, como tantas personas me han hablado. Tener una persona de referencia en quien apoyarte durante este largo peregrinaje, una mínima complicidad, esa sutil palabra de aliento, un par de minutos dándote algún consejo en momentos de debilidad,... Desde que entré en las sesiones de quimioterapia, casi cada lunes me recibe un oncólogo diferente. Ya he sido atendido por 10 oncólogos en todo este tiempo, lo cual imposibilita totalmente el establecimiento de esa conexión necesaria. Me pregunto si sólo somos unas simples máquinas sometidas a protocolos estrictos.
Deshumanización es la única palabra que se me viene a la mente.
Deshumanización es la única palabra que se me viene a la mente.
No se como funciona el Servicio de Salud en los Hospitales españoles, pero no creo que sea bueno para los pacientes que cada vez que vayas a una sesión de quimioterapia te atienda un oncólogo diferente.
Me he dado cuenta en todos estos meses que los pacientes de oncología somos meros números (y no hablo sólo metafóricamente, sino que nos pasamos también todo la mañana cogiendo numeritos). Unos cuerpitos desencajados y estropeados esperando en la cola de la desesperación, la tristeza y el sufrimiento.
Pero subsistimos, gracias a nuestra fuerza y al apoyo de las personas que nos acompañan al suplicio. Hacemos frente a la adversidad con todas nuestras escasas energías, luchamos, y seguimos luchando semana tras semana a pesar de tener las venas de los brazos devastadoramente destrozadas, y que nadie se equivoque, no queremos dar pena, sino fuerza y esperanza de vida. Y es aquí donde la mente juega un papel esencial, y esto si que es importante. Dominar los malos momentos con nuestra mente es de vital importancia para poder sobrellevar todo esto, aunque muchas veces la propia mente nos juega malas pasadas y hay que superarlas también.
Pero subsistimos, gracias a nuestra fuerza y al apoyo de las personas que nos acompañan al suplicio. Hacemos frente a la adversidad con todas nuestras escasas energías, luchamos, y seguimos luchando semana tras semana a pesar de tener las venas de los brazos devastadoramente destrozadas, y que nadie se equivoque, no queremos dar pena, sino fuerza y esperanza de vida. Y es aquí donde la mente juega un papel esencial, y esto si que es importante. Dominar los malos momentos con nuestra mente es de vital importancia para poder sobrellevar todo esto, aunque muchas veces la propia mente nos juega malas pasadas y hay que superarlas también.
En ningún momento se me ocurriría criticar la gran profesionalidad y buen hacer de todos esos oncólogos que me han atendido, pero a veces una simple palabra de ánimo podría haber hecho más que milagros. Y la verdad, me hubiera gustado escribir un post en el que hubiese podido dar fiel testimonio de esa imprescindible relación con tu médico, del día a día en su consulta, de sus consejos y de mis miedos, de su comprensión y de mi impaciencia,... pero lamentablemente no ha sido posible.
Cuando más reveses te da la vida, más luchas hasta el final, pase lo que pase...