Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid
En un mundo lleno de sobresaltos continuos, sometidos a presiones de todo tipo, perdidos en tantos problemas emocionales, económicos, conductuales,....debemos encontrar la forma de superar tantos obstáculos que hacen que a veces perdamos el norte y nos sumamos en periodos de profunda crisis y depresión
En un mundo lleno de sobresaltos continuos, sometidos a presiones de todo tipo, perdidos en tantos problemas emocionales, económicos, conductuales,....debemos encontrar la forma de superar tantos obstáculos que hacen que a veces perdamos el norte y nos sumamos en periodos de profunda crisis y depresión
Tenemos que intentar comprender la realidad que nos rodea y buscar soluciones en el plano personal, profesional y social, que nos permitan construir un sistema más flexible que nos de una estabilidad más duradera para poder seguir adelante.
Una ardua tarea, pues los problemas siempre van a existir a nuestro alrededor. Por eso hay que tratarlos en su justa medida, y entender que aunque estén ahí vamos a conseguir convivir con ellos de la mejor forma posible.
Poner freno a la ansiedad, mejorar la memoria, lograr relacionarse mejor con los que nos rodean, son aspectos que podemos conseguir por nosotros mismos para alcanzar un cierto equilibrio mental y emocional, realizando en primer lugar un análisis sincero de nuestras vivencias pasadas y presentes y alcanzar una sana autoestima. Hay que desarrollarse en la adversidad.
Hay muchas terapias para conseguirlo, desde la utilización de profesionales especializados hasta las que practicamos por nosotros mismos. Yo soy partidario de estas segundas, pues te permiten crecer por tu propia voluntad, aunque también son las más difíciles. En este sentido, nuestro ánimo de superación te produce una satisfacción final que hace que te levantes cada día con más ganas de vivir, a pesar de los problemas.
A veces nos perdemos en debates internos interminables que no llevan a ninguna parte, olvidándonos de vivir el momento. Y este es el problema principal, pues estamos perdiendo oportunidades que nunca volverán, y sólo por la obstinación de querer manejar el conflicto de una forma demasiado técnica.
Hay que ser mas sencillos en el planteamiento, buscar lo positivo en cada situación y no dejarse llevar por la desesperación del momento. La vida hay que vivirla tal como viene, sin más dramatismo que el preciso, dándonos oportunidades de buscar una felicidad pausada, sin esperar llegar a un paraíso donde el sufrimiento esté ausente. Ser sinceros con nosotros mismos, desprendiéndonos de ropajes superfluos que nos confunden y nos ahogan en la desesperación. El brutal materialismo imperante en nuestra sociedad es uno de los grandes culpables de todo esto.
Reflejarnos en actividades que nos produzcan satisfacción es un buen comienzo. No perder el tiempo en visionar tareas inútiles que no te van dar ninguna solución personal, sino enbrutecernos un poco mas, siguiendo la tónica habitual de esta sociedad que nos hace bailar al son que nos va tocando.
Cada cual debe saber que es lo que realmente le gustaría hacer, no me refiero a nivel profesional, pues esto es realmente difícil de conseguir, sino a nivel personal, e intentar ponerlo en practica poco a poco. Por ejemplo, buscar en la lectura una forma de escape que te lleve a otros niveles. Ya lo decía Erasmo de Rotterdam: "Cuando tengo un poco de dinero, me compro libros. Si sobra algo, me compro ropa y comida".
Y al referirme a la lectura, podría mencionar infinidad de otras actividades que pueden hacer nuestra vida mejor, como programas de voluntariado en sus diversos ámbitos, medio ambiente, práctica del altruismo, un abanico infinito de actividades culturales, cenas entre amigos, poner en práctica nuestras habilidades de oratoria, debates sobre temas atrayentes, ....
Ya se que cada uno tiene sus propias limitaciones, sobre todo de tiempo y de familia, pero siempre hay que buscar ese momento preciso para enriquecer nuestro interior, que en suma es el que va a hacernos sentirnos mejor y así poder ayudar a los que están alrededor. Hay que procurar lo máximo posible huir de las banalidades. Es bueno improvisar constantemente para llegar a un autoconocimiento y desarrollo de nuestra personalidad sin miedos. Profundizar en el desarrollo personal de cada cual es un buen ejercicio.
Por último, destacar que una sana autoestima de sí mismo supone aceptar que lo esencial de nuestra vida puede ser aceptado y querido. Por ello es fundamental desarrollarla de la manera más realista y positiva posible.
Es una tarea difícil, que todos hemos puesto en práctica alguna vez, pero que siempre hemos abandonado agobiados por tantos problemas. En fin, hay que seguir intentándolo, y aunque nuestro entorno se enralezca, tenemos que volver intentarlo. Y si volvemos a caer, tendremos que levantarnos y renacer de nuevo como el Ave Fénix.
Atardecer
Óleo sobre lienzo
1996
La felicidad no es una vida sin problemas, sino la fortaleza para superar los problemas que se presentan. Como has dicho, las dificultades son inevitables, pero la manera en la que experimentamos y reaccionamos antes las adversidades depende de nosotros; y si se es débil, el sufrimiento nos perseguirá a donde vayamos. Nunca encontraremos la felicidad si no retamos a nuestras debilidades y cambiamos desde dentro, así que la felicidad ha de encontrarse en el dinamismo y la energía de nuestra propia vida, mientras luchamos para superar un obstáculo tras otro.
ResponderEliminarY como has comentado, principalmente depende de nosotros, pero yo pienso que hay factores externos que cumplen también un papel muy relevante. No me refiero a los especialistas ni terapeutas, sino, a la familia y a tu pareja, y, en menor medida, a los amigos. Porque, bajo mi punto de vista, lo que más deseamos todos cuando acaba el día es tener a alguien cerca.