Eduardo Beltrán y García de Leaniz / Madrid
Con motivo de la próxima celebración del 12 de octubre, día de la Hispanidad, quiero dejar constancia de mi pasión por unas comunidades a las que nos unen unos lazos inmutables e imperecederos. Nada de lo que afecta a América nos es ajeno.
Con motivo de la próxima celebración del 12 de octubre, día de la Hispanidad, quiero dejar constancia de mi pasión por unas comunidades a las que nos unen unos lazos inmutables e imperecederos. Nada de lo que afecta a América nos es ajeno.
Los españoles fueron los artífices de la creación del primer imperio colonial moderno, llevando la europeización al continente americano, e iniciando al mismo tiempo un proceso de mestizaje y transculturación en un encuentro étnico, biológico y cultural de inmensas proporciones. Hay que recordar en este sentido que el colonialismo inglés jamás tuvo el más mínimo interés en mezclarse con las culturas autóctonas, pues consideraban impuras otras razas que no fuesen la suya.
En el descubrimiento y conquista, los territorios americanos nunca fueron considerados colonias, sino que, jurídicamente se consideraban provincias y reinos en igualdad de condiciones con los reinos hispanos. No fueron colonias de explotación, ni factorías, ni se poblaron con colonias de penados como hizo Inglaterra. España envía lo mejor, llevando las mismas leyes peninsulares y creando una nueva cultura en la que no se practica la segregación. Y destacar como elemento principal la evangelización. En esa época evangelizar era culturizar.
El gran hecho histórico del descubrimiento y colonialismo de América ha sido muy polémico desde sus comienzos. Habría que decir en primer lugar que a lo largo de la Historia de la Humanidad todo choque de culturas y civilizaciones diferentes ha significado violencia, y en el caso de España y América no iba a ser distinto. Si bien es de elogiar que las críticas sobre los abusos cometidos en los primeros años de conquista por los conquistadores españoles, partieron de la propia España. Es decir, se estaba haciendo una dura autocrítica por parte de un buen número de españoles, sometiendo a una comprobación ética toda la labor llevada a cabo en América.
Jamás el imperialismo inglés ha hecho autocríticas de su propia política colonial. Siempre las críticas han venido de fuera. Quiero resaltar en este punto, que España, junto a Estados Unidos, han sido los únicos países en el mundo que han sometido a autocrítica toda su actuación imperial.
A partir de ahora siempre me referiré a Inglaterra como la otra cultura decisiva relacionada con América, reflejando las grandes diferencias de ambos imperios. Se habla de América Hispana y de América Anglosajona. Aunque son dos colonizaciones muy distintas, fruto la hispana de la construcción y la anglosajona de la expansión. También son dos conceptos muy diferentes de ver la vida: la América Anglosajona del Norte es protestante, pragmática y el concepto económico es su máxima finalidad, mientras que la América Hispana es católica, idealista y humanista.
La situación es que las acusaciones llevadas a cabo por los críticos españoles se difundieron muy pronto por Europa, y se exageraron de tal forma, que Holanda e Inglaterra (los máximos instigadores) las utilizaron como armas arrojadizas contra la política religiosa y militar de la Monarquía Hispánica. No olvidemos que la Monarquía universal española era la más poderosa y extensa de Europa lo que la convirtió en la mayor potencia de occidente.
Y de aquí surgió La Leyenda Negra, con la consiguiente descalificación y condenación de todo el país. Leyenda injusta, cruel e interesada que bien podría atribuirse a los países que la inventaron. Pero la realidad fue que esta leyenda hizo más daño a España y a su prestigio que todas las guerras llevadas a cabo durante los más de 300 años que duró el Imperio Español.
Citaré la definición que de La Leyenda Negra hizo Manuel Fernández Álvarez: "Cuidadosa distorsión de la historia de un pueblo, realizada por sus enemigos, para mejor combatirle. Y una distorsión lo más monstruosa posible, a fin de lograr el objetivo marcado: la descalificación moral de ese pueblo, cuya supremacía hay que combatir por todos los medios".
Los abusos y violencia cometidos sobre la población indígena por parte de los conquistadores siempre contaron desde el principio con voces españolas que se alzaron contra estos métodos, teniendo a los dominicos como sus principales valedores. España llegó a plantearse la legitimidad de la conquista, siendo el único país del mundo que ha sometido a crítica y revisión toda su labor colonizadora. Ya en la época, entre 1550 y 1551, se llevo a cabo en Valladolid la famosa controversia teológica entre el padre Las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda sobre la validez de la conquista. Asimismo señalar la polémica teoría de los Justos Títulos de Francisco de Vitoria respecto a la legitimidad o no que Castilla tenía sobre las Indias, basada en el Ius Naturale. Vitoria puso las bases del Derecho Internacional.
Como consecuencia de todo esto, la Corona dictará toda una serie de leyes que tenían como misión proteger al indio, entre las que destaco las Leyes de Burgos de 1512, las Ordenanzas de buen tratamiento a los indios de 1524 o las Leyes Nuevas de 1542. Todas ellas incorporadas en la Recopilación de las Leyes de Indias.
Quisiera señalar en este sentido, la gran preocupación de la reina Isabel la Católica por la defensa de los indios. Así, el testamento de la Reina, redactado en 1504 dice: "...por ende suplico al Rey mi señor muy afectuosamente, y encargo y mando a la dicha Princesa mi hija y al dicho Príncipe su marido… no consientan ni den lugar que los Indios vecinos y moradores de las dichas Indias y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas ni bienes, mas manden que sean bien y justamente tratados..."
Otra de las grandes diferencias entre anglosajones y españoles es la idea de ennoblecer las Indias que llevo a cabo la Corona española. Cuando se independizaron las 13 colonias americanas de Inglaterra en 1776, no existía en su territorio ni una sola universidad, ni una sola catedral, ni palacios, ni monasterios, ni iglesias, ni edificios oficiales… los ingleses no habían llevado ni construido nada en América. Cuando se independizaron las colonias españolas, todo este enorme territorio que abarcaba desde California hasta la Patagonia estaba sembrado de más de 30 Universidades, decenas de Catedrales, miles de Colegios y Bibliotecas, Escuelas, más de 70.000 Iglesias (sólo en el primer siglo), cientos de Conventos, Palacios, Edificios Gubernamentales. Las primeras Universidades se fundan en Santo Domingo en 1538, en México en 1553, en Lima en 1553, en Bogotá en 1580, en Quito en 1786, en Santiago de Chile en 1619, en Sucre en 1624,... a las que asisten alumnos españoles, criollos, indígenas y mestizos. La imprenta se funda en México en 1537 y en Lima en 1583,... y así podría seguir enumerando sin cesar.
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