Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid
Contradiciendo en cierta manera a Fernando Sánchez Dragó (gatófilo reconocido) cuando en su espléndido libro Soseki. Inmortal y tigre, afirma que los gatos tienen que tener un nombre para poder ir al cielo de los gatos, yo estimo y afirmo que cualquier gato con su sola presencia está ya en el paraiso sin necesidad de nominaciones humanas. Otra cosa muy diferente es querer reconocer a nuestro minino con un nombre apropiado a su carácter y su fisonomía.
Contradiciendo en cierta manera a Fernando Sánchez Dragó (gatófilo reconocido) cuando en su espléndido libro Soseki. Inmortal y tigre, afirma que los gatos tienen que tener un nombre para poder ir al cielo de los gatos, yo estimo y afirmo que cualquier gato con su sola presencia está ya en el paraiso sin necesidad de nominaciones humanas. Otra cosa muy diferente es querer reconocer a nuestro minino con un nombre apropiado a su carácter y su fisonomía.
Su inteligencia, lealtad, fidelidad, elegancia y saber estar hacen de ellos compañeros inseparables en nuestro devenir errante por este mundo en el que nos ha tocado vivir. Ellos hacen que nuestra calidad de vida mejore considerablemente, que las energías negativas que nos envuelven desaparezcan, canalizándolas en energías positivas. Tienen el poder de limpiar el ambiente de las casas donde viven de esa negatividad que nosotros creamos constantemente, y así evitan muchas veces que enfermemos y caigamos en depresiones. Se les puede considerar sanadores anónimos y altruistas que no permiten que las personas que les cuidan sean presas de influencias desfavorables que nosotros no percibimos a simple vista, pero que están ahí.
Sí, no estoy exagerando, muchas personas que tienen gatos lo saben perfectamente, sobre todo aquellas que tienen una buena interrelación con ellos. Personas que los entienden, que aceptan su peculiar forma de comportamiento, su noble independencia, su aristocrática distinción; porque los gatos no son como los demás animales llamados de compañía, ellos son especiales, seres maravillosos que nos hacen reír y a veces con su silencio y discreción nos están transmitiendo esa tranquilidad y sosiego que todos necesitamos. Hay que saber entender sus silencios. Ellos saben que los queremos, y a cambio nos ofrecen su protección más conmovedora.
No son egoístas, aunque a veces lo parecen sin querer. Nos dan su amor más incondicional. Sólo quieren que les dediquemos parte de nuestro tiempo, porque ellos nos consideran sus fieles amigos en esta vida que tenemos que recorrer juntos. Son inseparables. Nos cuidan, nos protegen, nos dan alegrías, nos muestran su solidaridad en los malos momentos, no se separan de ti cuando te encuentras mal, te ayudan con una mirada a seguir adelante. Son la mejor terapia contra los reveses que a veces te da la vida. Acariciar a un gato tiene la virtud de conseguir cambiar estados de ánimo depresivos o degenerativos en otros más placenteros. Y esto lo saben bien muchos cuidadores de enfermos de alzheimer.
Tienen la virtud de intuir peligros cercanos. Su exquisita sensibilidad nos avisa de que algo no va bien y
tomemos precauciones. Limpian el ambiente de la casa de elementos no deseados, incluso cuando están dormidos. A veces se tumban en lugares que nosotros encontramos extraños para ellos, pero lo que están haciendo es "limpiar" ese entorno que ellos entienden no esta seguro. Siempre están protegiéndonos desde el anonimato, sin que nosotros podamos percibirlo. Cuántas veces los reñimos por no entender esos comportamientos.
Es realmente una delicia ver jugar a un gato, esos movimientos alocados e impulsivos, pero siempre con esa elegancia innata que sólo ellos poseen, hacen que desaparezca toda tristeza y se dibuje una sonrisa enorme en las personas que los contemplan.
Es una pena que haya tantas personas que no den la importancia y atención que merecen estos maravillosos animales, y que incluso los miren de forma despectiva por falta de conocimiento e ignorancia. Se están perdiendo la experiencia única e increíble de estar cerca de un auténtico tigre, que les dará grandes satisfacciones en un mundo en que éstas escasean. El acercamiento a un gato es una señal de suerte y alegría en nuestras vidas. Y por supuestos, los gatos negros, considerados los más inteligentes, siempre vienen acompañados de buenos auspicios y venturas. No nos quedemos sin comprobarlo, quitemos nuestros miedos y estereotipos del pasado oscuro y hagamos de nuestro amigo el gato un compañero inseparable. La recompensa está asegurada.
Y las personas que ya comparten su vida con ellos, que les dediquen tiempo, que entiendan sus rarezas, porque al igual que las personas, cada gato es distinto y tiene sus peculiares formas de comportamiento, que intenten comprenderlos y perdonarlos en sus escasas travesuras, porque al final siempre nos sacaran nuestra mejor sonrisa. La comprensión es la mejor manera de tener su lealtad incondicional.
BOIRA
"Ella siempre está cuando la necesito"
Madre mía, sientes verdaderamente admiración y adoración por los gatos! Seguro que más de uno cuando lea tu entrada querrá comprarse uno, jajaja. A mí, personalmente, ya sabes que no me gustan, pero no dudo de tus palabras.
ResponderEliminarQuien dice que no le gustan los gatos, es porque nunca tuvo uno.
EliminarHola, yo tengo 2 gatos, y doy fe que las palabras que escribes son totalmente ciertas. Desde que llegaron a casa mi calidad de vida aumentó notablemente. Son la alegría de mi familia. Gracias.
ResponderEliminarJavier M.
Yo tengo perro y gato. Son dos animales diferentes en su comportamiento pero no en su fondo. Ambos son territoriales y fieles. Además doy fe de que se llevan muy bien con alguna pequeña trifulca de "hermanos". Es un privilegio convivir con ellos
ResponderEliminarAdelaida
Tuve a mi lado, hace tiempo, un hermoso perro negro, muy activo y fiel. Hoy, una joven gata (tricolor), juguetona, melosa y dormilona -por las noches, como habitual costumbre felina, en plena actividad, inspecciona la casa-. Me convence lo leído en tu post. Los ojos de un gato son como un espejo-estéreo, y tienes la sensación de que comunican mucho más de lo que captas, tal vez el secreto-misterio se fije, sellado, en el umbral de dichos espejos. Qué decir de sus voces (de sus registros sonoros, de su espiritualidad musical): decenas de ellas diferentes, para que les entiendas en cada momento. ¿Qué puedes hacer, cuando se dirige a ti con un tenue lloro, similar al de un recién nacido, para pedirte una pequeña atención? Acaso rendirte a su exquisita sensibilidad. Saludos
ResponderEliminarCcuanta razón , precisamente hoy he adoptado a picara una preciosa gata tricolor,de 4 meses que apenas me deja escribir estas palabras porque la tengo a mi lado ronroneando ,parece que llevasemos toda la vida juntas, me queda mucho por aprender de los gatos pero me está sorprendiendo , no son ariscos y me da una paz que en este mundo loco es lo que hace falta ahora.INMA
ResponderEliminarHola Inma, vas a ser una persona afortunada a partir de ahora. Vivirás momentos mágicos con esa preciosidad que has adoptado, y que hará tu vida más bonita cada día. Dedícale tiempo a observarla y mimarla, y poco a poco irás comprendiendo su carácter especial.
EliminarAdemás te protegerá de las energías negativas y te dará paz y armonía. Sentirás su presencia benefactora constantemente a tu alrededor.
EDUARDO