Translate

miércoles, 2 de mayo de 2012

El martirio del arzobispo de Canterbury en Almazán

Eduardo Beltrán García de Leániz / Madrid


Entre los innumerables e interesantes atractivos que tiene la villa de Almazán se encuentra la iglesia románica de San Miguel, del siglo XII. Un edificio realmente cautivador, tanto por motivos arquitectónicos como asimismo por sus singularidades.

En este último sentido me voy a detener, ocupándome de un aspecto bastante insólito a mi juicio. Se trata del frontal de un altar lateral de la iglesia, donde se representa en piedra el martirio de Tomás Becket, arzobispo de Canterbury, asesinado el 29 de diciembre de 1170. Aunque en un principio la representación del martirio de este santo inglés en una iglesia de Almazán pueda parecer fuera de lugar, tal vez no sea algo tan al azar. Recordar que este hecho histórico tuvo lugar en el tiempo en que en Castilla reinaba Alfonso VIII, el cual se casó con la princesa Leonor de Plantagenet, hija de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, cuyo arzobispo y lord canciller era Tomás Becket.

Tomás Becket, para quien la conciencia del deber era su principal norma, fue un acérrimo defensor de la libertad de la Iglesia frente al poder terrenal representado por el rey. Gran amigo del rey en un principio, hasta que, nombrado cabeza de la Iglesia en Inglaterra, se opuso tajantemente al enfeudamiento de la Iglesia por el Estado y a su segregación de Roma, que era lo que al final pretendía ciertamente el rey. Un largo proceso se inicia contra él, son célebres sus palabras: "Después de Dios, mi único juez es el Papa". El propio Papado llego a poner en entredicho el reino de Inglaterra. Un destierro de seis años en Francia y su vuelta a Inglaterra en diciembre de 1170, culminaran con el sacrílego asesinato en el interior de la Catedral de Canterbury, entre los altares de la Virgen y San Benito. Tomás, cayendo de rodillas, y antes del golpe fatal, pronuncia sus últimas palabras: " Muero gustoso por el nombre de Jesús y la defensa de la Iglesia".

Una frase pronunciada por Enrique II en esa Navidad de 1170 fue el detonante de este crimen: "¿...no hay nadie en mi reino capaz de vengar mi honor y librarme de ese cura insolente?", fue interpretada como una orden real para que cuatro caballeros del rey llevaran a cabo el asesinato.

Este hecho supuso un acontecimiento muy importante y tuvo una gran repercusión en toda la cristiandad de esa Baja Edad Media, produciéndose una ola de indignación en toda Europa occidental. Apenas tres años después, Tomás Becket fue nombrado santo, y el propio instigador del crimen, Enrique II Plantagenet, fue caminando descalzo hasta la Catedral de Canterbury para caer de rodillas frente al sepulcro de su víctima.

Leonor de Plantagenet (como anécdota diré que era hermana de Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra) llegó a Castilla en septiembre de 1170 para contraer matrimonio con Alfonso VIII, quien le dio en dote varias ciudades, entre las que se encontraba Soria. Es tal vez por este motivo, es decir por la proximidad y la influencia de esta reina en la difusión de un santo natal de sus tierras de Inglaterra, que en Almazán se esculpiera este altar en honor a Santo Tomás de Canterbury. En esta misma línea, la reina Leonor también ordenó edificar en la catedral de Toledo una capilla dedicada a Tomás Becket,  hoy desaparecida. 

El altar en cuestión forma parte de una capilla perteneciente al absidiolo izquierdo de una de las naves laterales de la iglesia. A pesar de que esta pieza escultórica rectangular está bastante deteriorada, se puede apreciar que fue ejecutada por un gran maestro cantero de la época, que representó la escena dividida  en dos momentos diferentes del martirio. A la derecha se puede observar,como escena principal, al santo arrodillado, con las palmas de la mano abiertas (en señal de inocencia) recibiendo el golpe fatal. Uno de los cuatro caballeros armados (que lucen cotas de mallas en forma de espiguillas contrarias en varios niveles) clava su espada en el cuello del mártir. La representación de un rostro infantil rodeado por un paño sostenido por ángeles puede sugerir la idea del alma del santo subiendo a los cielos.

La parte izquierda está más deteriorada, y se pueden apreciar entre nubes unos ángeles turiferarios que parece que están ensalzando la figura de Tomás Becket. Muy curiosa es la presencia de otra figura más pequeña, cuyos ropajes insinúan pliegues perfectamente anatómicos, y que lleva una filacteria, es decir, es el portador de un mensaje, que quizá sea la condición de santidad del mártir inglés.

La pieza en si, tiene una gran armonía y belleza, y si no fuera por el deterioro que sufre, quizá se podría  encontrar alguna pista fidedigna que nos indicara el taller cantero de procedencia en ese periodo románico de la segunda mitad del siglo XII.

Es, por tanto, un requisito esencial, que las personas que visiten el templo de San Miguel se detengan el tiempo necesario para contemplar este maravilloso fragmento de la historia adnamantina, que nos evoca hacia unas épocas lejanas,  legendarias, de maestros de la piedra, de constructores de iglesias y catedrales. En definitiva, hacedores, muchos de ellos anónimos, de un arte imperecedero a través de los siglos. Un pequeño rincón, de los tantos que tiene  de la villa medieval de Almazán, cargado de historia.





Altar con el martirio del arzobispo de Canterbury. Almazán
Tomada el 8 de abril de 2012


Absidiolo de nave lateral de San Miguel. Almazán
Tomada el 8 de abril de 2012





4 comentarios:

  1. Me ha encantado tu artículo. Gracias por la informacíon y perhaps deberïas enviar esta informacíon a la cathedral de Canterbury porque podria promocionar Almazán desde esa ciudad al sur de Inglaterra. (Doro)

    ResponderEliminar
  2. Un artículo sumamente interesante, me gusta mucho. Que en una villa de Castilla encuentres un altar dedicado a Tomás Becket es algo realmente insólito, aunque como muy bien explicas puede tener su sentido. Este tipo de noticia se debería conocer en Inglaterra y que vean como la cultura ha trascendido fronteras a lo largo de la historia. Un saludo y sigue escribiendo sobre temas tan interesantes.

    Eduardo Marquina

    ResponderEliminar
  3. Me encanta tu artículo, deberías promocionarlo en el Reino Unido, seguro que les gusta mucho y Almazán se convierte en un centro de peregrinación inglesa... Tienes un blog sumamente interesante y muy especial. Saludos.

    Eva González

    ResponderEliminar
  4. La Historia no me deja de sorprender, como es el caso sobre el que has escrito. Me parece sumamente interesante el saber que a pesar de la distancia, que en el siglo XII era mucho mayor, diferentes Reinos se viesen afectados de forma tan directa y hasta en detalles impensables. El conocimiento de estas relaciones e influencias son muy importantes para acercarnos y hacernos conocedores de nuestro pasado común.

    ResponderEliminar