No quería pasar el momento y dejar de comentar la fascinación que ejerció sobre mi la meticulosa exposición "Retratos", organizada por el Museo del Prado sobre la seductora figura de Lorenzo Lotto. Ni el dolor, ni la debilidad que experimentaba el día que fui a ver la exposición fueron argumentos lo suficientemente convincentes como para dejar de ver los inigualables retratos de este genial pintor del Cinquecento italiano. Y a pesar de que la morfina forma ya parte de mi cuerpo, y el cansancio y la imposibilidad de dormir son ya compañeros inseparables de mi vida, no van a impedir que siga escribiendo sobre arte, aunque sea en mis innumerables noches de vigilia.
Diferentes, meticulosos, con un lenguaje propio, llenos de un simbolismo salvaje, sus retratados son personas en las que ves más allá de un simple retrato, sus miradas te trasladan al mundo del retratado, puedes penetrar en su interior, sentirte parte de ellos. Son brutales. Basta con detenerte sobre cualquiera de ellos para comprobar lo que digo.
Además, algo que llama poderosamente la atención es su enérgica virtud que nos lleva a adentrarnos en el mundo en el que están representados, sus aventuras, sus estatus, sus aficiones, sus interiores domésticos, sus matrimonios, sus estados de ánimo, los objetos que los rodean por doquier, los cuales nos hacen ver rápidamente cuáles eran sus gustos y sus aspiraciones. Está claro que querían perdurar en el tiempo.
Lo que lo diferencia de otros grandes retratistas de la época es su fuerza personal, carente de cualquier influjo de otros pintores, y sobre todo el gran poder simbólico que aplica excepcionalmente a sus retratados imprimiéndoles una profundidad psicológica magistral.
Un autentico baño para los sentidos contemplar esta magnifica exposición para cualquier amante del arte y de la belleza, y que no debería perderse. Adentrarse en ella y observar la mirada y los labios entreabiertos de, por ejemplo, "Retrato de joven con lámpara", te ayudan a comprender porque el Renacimiento Italiano seguira siempre sorprendiendonos.