Es difícil describir la atracción apacible que los árboles han ejercido sobre mí en toda mi existencia. Bien patente queda demostrada su influencia en una gran parte de mi pintura desde mis más remotos comienzos. Pintar árboles es una pasión. Más que eso, es una necesidad. Esos bosques otoñales cargados de mil colores rojizos y amarillentos, o aquellos otros colmados de un verde exuberante, con sus ramas dirigidas en mil direcciones, esos árboles solitarios elevándose hacia el cielo como en una plegaria, esos troncos huecos centenarios perdidos en la inmensidad, o aquellos otros retorcidos intentando dirigirse a alguna parte, hasta llegar a esos árboles desnudos cuyas siluetas se recortan en el horizonte distante del atardecer... todos han formado parte de mi paleta.
Pintar árboles es un honor. Recorrer con mis pinceles desde sus raíces sobresalientes hundiéndose en la madre tierra, subir por sus tallos leñosos cuajados de ramas que constituyen un auténtico alarde de ingeniería, y llegar a las copas más elevadas, es un verdadero deleite para los sentidos. No puedo prescindir de su presencia benefactora. Por eso los pinto, es imposible dejar de oír su llamada. La pintura es esencialmente un elogio de lo que se pinta.
No voy a hablar de su simbolismo ni de la importancia que para todas las culturas han tenido los árboles. Simplemente decir que sin ellos la Tierra sería algo muy triste y desolador. Su presencia protectora nos acompaña siempre.
Es por ello que mi próxima exposición estará dedicada a estos gigantes, emanadores de energía. En mi estudio empiezan a surgir bocetos y más bocetos, dibujo tras dibujo, perfilando sus elegantes estructuras, haciendo composiciones o simplemente evocando los momentos exactos en que esos árboles llegaron a mi vida. Cuando viajo, sus sugerentes figuras siempre forman parte del objetivo de mi cámara, y nunca faltan mi cuaderno y lapicero para delinear sus contornos más singulares, escogiendo esos modelos que llaman más mi atención.
Será una exposición impregnada de los colores envolventes de la naturaleza. Los bosques conformaran una gran parte de ella, como asimismo los troncos envejecidos por el paso del tiempo, y por supuesto también los árboles solitarios en donde mi pigmento ocre ebelgarle dará forma a estos seres mágicos. Desde su tímida desnudez, hasta su manto más aristocrático. Sin olvidar la tierra donde se asientan, de una envoltura verde intensa, a la hojarasca pajiza o a la maleza cenicienta. Las diferentes estaciones marcan su ritmo.
Las primeras pinceladas están ya dando forma a esas telas que pacientemente esperan su turno de ser liberadas de su blanquecina tez. Las ideas abriéndose camino de una forma fluida e inspiradora. Los primeros esbozos tomando cuerpo. El proyecto está en marcha. La obra continua.
El bosque encantado
Óleo sobre lienzo
1992
Paisaje en calma
Óleo sobre lienzo
2005
Hola, soy Cristina. Estoy deseando que llegue ese día para ir a ver tu fantástica exposición, ¿que fantástica?, maravillosa, estupenda, realista, colorista, vitalista, etc. Enhorabuena, ya verás como es un éxito.
ResponderEliminarGracias por ser una gran admiradora de mi pintura. Sera un honor contar con tu presencia en cualquier exposición que realice, por muy lejos que sea.
EliminarMe fascinan los árboles,su elegancia, sus constantes cambios tras cada estación,pero siempre altivos orgullosos de ser lo que son y dispuestos a reinventarse cada primavera soportando todas las inclemencias del tiempo....... Te deseo mucha suerte en tu exposición.Inma
ResponderEliminarLa Naturaleza en cualquiera de sus formas siempre nos ofrece un auténtico espectáculo para los sentidos, y los árboles son una parte principal. Los que amamos los árboles, Inma, sabemos valorar el sentido por las cosas que valen la pena. Gracias.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCallados, pacientes, longevos… los árboles obtienen su energía vital directamente de la tierra. Dicen que si te sientes mal, física o mentalmente, un abrazo y/o recostarnos en un árbol nos restituye y equilibra. Y yo creo que es verdad, porque siempre que lo necesito, me gusta escapar para ir a algún lugar en el cual estar rodeada de ellos.
ResponderEliminarEstoy convencida, que con esta temática, y con el arte que desprenden siempre tus lienzos, la próxima exposición, será un éxito seguro.
Gracias por hacernos partícipes de tu pasión Ebelgarle.
Cuanta razón llevas, Montse, la poderosa energía que despiden los árboles es una fuente inagotable de bienestar. El problema es que no sabemos conectar con la naturaleza, inmersos como estamos en un mundo de prisas y estrés.
EliminarLos árboles siempre han sido una parte esencial de mis pinturas, es una forma de elogiar su presencia.
Gracias.
Así que, ¿esta exposición era la nueva aventura de la que hablabas en tu última entrada? Seguro que tienes mucho éxito también y espero poder estar en España para disfrutar de tus cuadros una vez más. Se agradece que compartas tu arte y tu talento con todos en estos tiempos en los que solamente prima la mediocridad. Es un orgullo que finalmente no hayas desistido ante esto y nos regales un poco de tu arte! ¡Qué orgullosa estoy de ti! :D. Mucha suerte con tu nuevo proyecto que seguro que es otro éxito!
ResponderEliminarGracias Cristina por tu amable comentario. Este nuevo proyecto es un reto apasionante, lleno de nuevas ideas y cargado de un gran simbolismo. Arriesgarse es poder. El riesgo y la aventura nunca han sido impedimentos en mis decisiones.
EliminarQue bonita descripción haces de los árboles, se nota que te apasionan. Parece que les das vida en esas pinturas maravillosas que haces de ellos. Te deseo mucha suerte. Javier
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Javier. Me gusta pintarlos como los veo, sin tratar de imitar la realidad.
ResponderEliminarEl culto a los árboles ha existido en muchas culturas desde la Antigüedad, desde los celtas hasta los chinos, y es algo que ha perdurado hasta nuestros días. En China, por ejemplo se plantan árboles sobre las tumbas para fortalecer el alma de los que murieron. Los árboles son especiales.
ResponderEliminarNo me perderé tu próxima exposición.
Los árboles hunden sus raíces en un mar de energía benefactora, de donde viene su fuerza. Gracias por tu comentario.
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