Los últimos diez años han pasado muy rápido, algo así como la sensación de un tren que pasa a toda velocidad por una estación sin detenerse. Algunos logros, muchas derrotas. Un viaje cargado de decepciones, escondidas entre las brumas constantes de la vida, la cual transcurre buscando las razones de ser, con la impotencia final que produce el delirio de no descubrirlas. A veces, pienso que la vida fluye como un tranquilo manantial, escaso de agua, pero reconfortante, otras, en cambio, la convierten en un mar enfurecido, colmado de agua, pero que lo inunda todo. Una vida, a veces trivial, y a veces única, pero que nunca te deja indiferente, y que te recuerda a cada momento que la fugacidad del tiempo es un hecho irrefutable. Constantemente volvemos los ojos, creo que de una forma inconsciente, e independientemente de la edad, a la fuerza y la juventud de un pasado no muy lejano. Sin embargo, la conciencia de los límites que nos encierran nos devuelve a lo real rápidamente.
Toda profundización en la realidad requiere un estado de gran tensión psíquica, y también espiritual, algo a lo que nos estamos desacostumbrando, inmersos como estamos en un océano de dudas y crispación constante. Extraviados y en constante pugna por llegar a alguna parte.
Hay determinados periodos de tiempo en nuestra vida que siempre te dejan una huella más honda que otros, aparte de la inmensidad de lo vivido. Aunque hacer una mirada a nuestro pasado puede significar un indicio de decadencia, los primeros síntomas de un envejecimiento prematuro, el cansancio y el hastío de lo insustancial, no creo que esto pueda perjudicar en absoluto mi forma de entender las cosas. Con mi aptitud ausente y pensativa a la vez, he caminado estos años envuelto en un constante conflicto por llegar a alguna parte, y aunque en un principio parece que no lo he conseguido, nada más lejos de la realidad. Hace tiempo leí que el catador de belleza termina por encontrarla en todas partes. Simplemente compartir momentos de tu vida con determinadas personas, muy pocas personas, te enriquecen de una forma definitiva y esencial. Experiencia y reflexión son dos buenos motivos que te dan sabiduría.
A veces te das cuenta sin querer, que lo que realmente merece la pena está más cerca de lo que pensamos. Y aunque vivimos en una sociedad que se comporta de una forma indiferente a las penas y las esperanzas de los demás, en donde la intransigencia y la hipocresía ocupan lugares de honor, no por eso debemos dejarnos llevar por la desesperación. Buscar la sensatez en tiempos revueltos es ya una forma genial de hacer algo, alejándose lo más posible de las innumerables formas de ignorancia y egoísmo que nos rodean, así como de la mediocridad, que acampa a sus anchas a nuestro alrededor. Y, si al final, el caos lo inunda todo, lo mejor es empezar de nuevo. Nuestra sociedad necesita grandes dosis de creatividad e imaginación.
Es importante observar antes que juzgar, aunque muchas veces no se lleva a la práctica. Siempre se suele eligir el camino más fácil. A veces de tanto pensar, parece que la memoria me abandona. Envidio a los gatos, ellos siempre saben lo que hay que hacer.
Satisfacción de un camino bien hecho, unas vivencias ganadas y compartidas con el dolor que siempre acompaña todo nuestro deambular, pero que te hacen crecer y ver que tu misión, tu reto, tu meta, tu ideal, como quieras llamarlo, va inexorablemente unido a nuestro entorno más inmediato, y por ende, a todos los demás.
Camino entre trigos de Castilla
Óleo sobre lienzo
1986
Querido Eduardo
ResponderEliminarSe me ha puesto la carne de gallina al leer tu mensaje lleno de sinceridad. Gracias por haber abierto tu corazon. Te envio el link al video de Manuel Carrasco "la vida es"............ Un gran abrazo. Doro
http://www.youtube.com/watch?v=xfHoBSIEFvI
Es realmente gratificante saber que hay personas que aprecian los textos más profundos. En una sociedad como la nuestra es difícil encontrar persona con motivación para leer artículos más serios y reflexivos, parece que lo único que importa es la diversión y las cosas que hagan pensar lo mínimo.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Cuanta verdad y sinceridad encierran tus palabras.
ResponderEliminarAna
Gracias Ana, la sinceridad siempre tiene que ir por delante.
EliminarHola, soy Cristina. Ya por fin he leído tu texto. No tengo palabras para describirlo, simplemente me parece magnífico. Me siento muy identificada con él.
ResponderEliminarEs gratificante encontrar personas que se identifiquen con este texto. Gracias.
EliminarPrecioso, yo sigo buscando mi camino, intentando encontrar mi lugar en este mundo que muchas veces no entiendo, y quizas sin saberlo mientras pasa la vida ya voy construyendo mi camino, quizas disfrutando de pequeñas cosas del dia a dia, una sonrisa, una palabra amable, una flor, un buen libro........... pequeñas cosas que de momento no te las pueden arrebatar en este futuro tan incierto.
ResponderEliminarInma.
Gracias Inma, leer tus comentarios siempre es como recibir un soplo de aire fresco, y tus palabras consiguen ser un bálsamo apaciguador de soledades. Deberías escribir.
EliminarEntender el mundo que nos rodea es algo prácticamente imposible. Solo nos cabe la posibilidad de arrebatar momentos especiales en esas pequeñas cosas que nos hacen diferentes y nos traen algo de alegría y sosiego.
Sigue buscando, un corazón sincero como el tuyo siempre encontrará.
Eduardo
Reflexionar siempre es una buena idea, y en estos tiempos que corren sería lo más recomendable. Tu escrito es muy bueno, valiente y sincero, es una reflexión honda que llega muy adentro. Gracias.
ResponderEliminarJavier
Una satisfacción saber que compartes estas reflexiones. Gracias Javier.
EliminarUn escrito precioso lleno de sensibilidad y realismo. Sentí un gran sensación al leerlo. Gracias.
ResponderEliminarMontse
Gracias por compartir sensaciones.
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