El 19 de marzo de este año se cumplirá el bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812, conocida popularmente como la Pepa, ya que fue promulgada el día de San José. Fue la primera Carta Magna Liberal de Europa. Constituye un símbolo de libertad que ha perdurado hasta la actualidad, siendo un ejemplo de admiración, modelo a imitar por parte de Europa y América. Fue el primer paso para conseguir el reconocimiento de los derechos políticos de los ciudadanos y de la soberanía nacional, garantizando la instauración de un nuevo orden político y social en España.
Y este texto constitucional no pudo proclamarse en otro lugar mejor, que en una ciudad tan idónea y cargada de historia y cultura como es Cádiz, en la que confluyeron las circunstancias políticas, sociales y económicas necesarias para ello. Una ciudad moderna, con unas ideas liberales, fruto del contacto de siglos con todo lo que venía de fuera, con el mar inmenso como trasfondo, un mar que era el principio y fin de todo lo que acontecía en ella, un mar que más que separar, unía. Cádiz, considerada la ciudad más antigua de Europa, con más de 3.000 años de antigüedad, era una ciudad abierta, centro del comercio ultramarino y europeo, de estratégica situación, fruto del buen hacer de numerosas civilizaciones que dejaron su impronta en su devenir histórico. Ciudad acrisolada de culturas, acostumbrada a asimilar todo lo que a ella llegaba, dio refugio a todos los habitantes que huían de los territorios ocupados por los ejércitos napoleónicos en los convulsos años de la Guerra de la Independencia, y como no, sede del Consejo de Regencia que convocaría Las Cortes Generales, constituyentes, en 1810, con el juramento de los diputados representantes de todos los territorios de las Españas, peninsulares, americanos y asiáticos de defender la integridad de la nación española.
Cádiz era en esos momentos el centro neurálgico de la intensa actividad de la vida política española, seguida en los numerosos periódicos que se publicaban en la ciudad gracias a la libertad de prensa, como "El Conciso", "El Redactor General" o "El Diario Mercantil". Los diputados, pertenecientes a diversos sectores de la sociedad, y desde puntos ideológicos y políticos diferentes, darían forma a través de acalorados debates y discusiones a todo el proceso constituyente.
La Constitución liberal de 1812, símbolo de libertad, estaba orientada a consolidar los derechos de los ciudadanos y restringir el poder del Estado. Estableció dos principios claves: la soberanía nacional, que reside en la Nación, y la separación de poderes. Implantó un sistema de representación nacional, unicameral, para salvaguardar al ciudadano frente al poder absolutista. Fue un texto racionalista, inspirado en la tradición, en cuyo artículo 1º se define a la Nación española como el conjunto de todos los españoles de ambos hemisferios. Entre los derechos y libertades destacaría la libertad de prensa y de imprenta y la libertad de expresión, pensamiento y opinión, y los derechos a la libertad personal y a la integridad física. Fue, en definitiva, una constitución innovadora y reformadora, también algo radical, y si bien su vigencia fue reducida, se convirtió en símbolo del constitucionalismo español.
Aunque seguro que los fastos de la conmemoración serán más austeros, debido a la crisis, la ciudad de Cádiz se vestirá con sus mejores galas para celebrar este acontecimiento trascendental de la democracia y el constitucionalismo. A pesar del asedio francés, que duró más de dos años, el Cádiz de aquellos años se mostraba alegre, con todas sus plazas y calles atestadas de gente de todo tipo, las asambleas diarias de los diputados, las tertulias en los cafés, las reuniones sociales, las representaciones teatrales, el carnaval, el cante y el baile en las tabernas,... eran constantes en una ciudad sometida diariamente al bombardeo implacable de la artillería francesa. Ningún francés puso jamás un pie en Cádiz, hasta que el 24 de agosto de 1812 los franceses levantaron el sitio y se retiraron. Finalmente, en junio del 1813, los ejércitos imperiales de Napoleón fueron derrotados y expulsados de España. Sería la primera gran derrota de Napoleón.
Acabo de estudiar este tema con Carlota,y lo tengo bastante reciente, pero de tu entrada también he aprendido cosas. Tu "excompi". Como echo de menos las charlas que teníamos.
ResponderEliminarMientras que para muchas cosas los españoles somos rencorosos y no sabemos olvidar me sorprende la capacidad de olvido que hemos tenido con el daño que nos han infringido los franceses e ingleses...
ResponderEliminarImpresionante entrada sobre la "Pepa", y más cuando es un tema que por motivos geográficos le tengo mucho cariño.
Interesante artículo sobre una época catastrófica para España. Estoy de acuerdo con el comentario de Juandiego, el saqueo, la rapiña, la muerte y destrucción que sembraron los franceses en España no tiene nombre, y la deslealtad de nuestros "amigos" aliados los ingleses otro tanto de lo mismo. Ya lo dijo el propio Wellington: "The British soldier is de scum of the earth, enlisted for drink".
ResponderEliminarJavier Pau